La capital holandesa tiene un pasado eterno. Es sede de una multitud de movimientos de diseño contemporáneo y de algunas de las obras artísticas más interesantes del mundo. Y un ejemplo claro de todo lo anterior es The Dylan Amsterdam, un hotel boutique discreto –bautizado en honor al poeta inglés Dylan Thomas– en el que se juntan la historia, la arquitectura y el servicio personalizado que tiene esta urbe.
Ubicado en el corazón de Ámsterdam, en el agradable microbarrio de Las nueve calles en donde abundan galerías, cafés, bares y tiendas boutique, Dylan está frente el Keizersgracht uno de los principales canales de la ciudad. Este punto es estratégico si consideramos que desde él se puede llegar caminando al Rijksmuseum, al mercado de flores o a la Casa de Anna Frank.
La historia de este edificio empezó a escribirse en 1618 como una construcción familiar de madera, de las tantas que había en la época. Años más tarde se convirtió en un famoso teatro hasta llegar a ser el hotel que es hoy; un espacio encantador que cuenta con un restaurante de estrella Michelin, el Vinkeles, del chef Dennis Kuipers. En este sitio –un comedor situado en lo que fue una panadería del siglo XVIII– se pueden comer platillos de gastronomía francesa moderna.
En cuanto a las habitaciones, The Dylan tiene 40 cuartos de estilos diferentes. Algunos conservan detalles antiguos como techos de madera, y otros son completamente obra del diseño contemporáneo. Además., todas sus alcobas tienen vistas increíbles, ya sea al jardín interior o al canal y cuentan con batas de Frette y accesorios de baño de James Heeley.
Una habitación
La Superior Suite es un espacio tipo loft en donde conviven los tonos blancos y beige. Cuenta con una cama queen size, espacios abiertos para estar y un estudio de televisión. En el interior se puede ver un grupo de trabes de madera que crean un ambiente cálido y atemporal. Esta suite ofrece una gran vista al jardín o a los canales.
Personaje clave
En el hotel, los conserjes forman parte de Clefs d’Or, por lo que la atención es totalmente personalizada. Sin embargo, la persona que todo lo sabe es Michael Wigman, un personaje que se sabe de memoria la agenda de la ciudad: eventos especiales, dónde comprar, los nuevos restaurantes, etc.
Espacio abierto
El Jardín Apartado es una terraza que se encuentra en el centro del Dylan. En este sitio hay sillones para relajarse un rato y también mesas donde se puede pedir comida del restaurante. El detalle que hace a este espacio tan agradable es que está rodeado de plantas y enredaderas.
Platillo insignia
La carta de Vinkeles es corta pero precisa. De la sección de platos fuertes, la especialidad es la pechuga de pigeon d’Anjou “au sang” Imperial, la cual se sirve acompañada de zarzamora, regaliz a base de betabel y una salsa de huesos espesada con hígado de pato.
Bebida
El Dylan Thomas es uno de los tragos únicos del bar de OCCO. Esta bebibida se prepara con whisky mezclado con Grand Marnier, pinot noir y un toque de vainilla. Como complemento, se suspende un cubito de azúcar sobre la copa y se flamea.
Lo imperdible
El hotel cuenta con la presencia de la sommelier Natasja Noorlander. Por eso, una de las experiencias que no hay que perderse es la High Wine, una degustación de cuatro vinos diferentes de la cava que es maridada con bocadillos y entradas preparadas en el restaurante.
Detalle
Para llevar el ambiente del lugar más allá del edificio, hay una playlist en Spotify en la que suena la esencia del hotel gracias a canciones de Kings of Convenience, Ólafur Arnalds o José González. Esta lista se puede escuchar aquí.
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