La palabra barrio puede significar muchas cosas: son las calles que conocemos, son las que nos hacen sentir en casa, pero también la experiencia son aquellos sitios que nos recuerdan los pormenores más melancólicos de la infancia y de nuestra juventud.
La clave para entenderlos está en la hermosa palabra: habitar; los barrios se habitan. Y es que las ciudades pueden estar llenas de rascacielos y centros comerciales, de oficinas anónimas y de autopistas, pero los barrios se viven, por lo tanto son su corazón.
En honor a esto, hemos seleccionado cinco barrios poco conocidos en distintas grandes ciudades. Sitios que, en nuestra opinión, son los más bonitos del mundo, tanto por su belleza, su historia y su gente, como por la oferta cultural que le ofrecen a los peatones.
Nakameguro, Tokio
La experiencia hipster japonesa
En este sitio abundan los cafés encantadores, las tiendas de bicicletas, las boutiques independientes y los restaurantes gourmet. Entre turistas este barrio es famoso por sus paisajes durante la temporada de cerezos; entre locales, por su comunidad creativa, su moda alternativa y por ser un buen lugar para encontrarse a celebridades. Nakameguro es un barrio al que se le debe dedicar una tarde, sobre todo si el plan de viaje incluye ir de compras. Este lugar es garantía de hallazgos únicos.
Este barrio también tiene un sitio histórico, el templo Yutenji, que se construyó en el periodo Edo. También tiene un parque enorme, Rinchinomori, perfecto para escaparse un par de horas del acelerado ritmo de vida que se respira en la capital japonesa.
Le Marais, París
El lado B del arte parisino
A finales de los años setenta, la apertura del Centro Pompidou revitalizó a este barrio, y hoy, como buen barrio de artistas, resalta por sus galerías. Perdidas entre restaurantes y tiendas, obligan al visitante a mantenerse siempre alerta, pues las piezas más increíbles podrían encontrarse en el sitio más recóndito del barrio, desde pequeños espacios artísticos, hasta en las calles.
Para amantes de la arquitectura, pasear por Le Marais es un breve regreso a la Edad Media. Aquí, los vestigios de esa época cobran vida y se reinterpretan con cafés, boutiques, hoteles, restaurantes, bares, todos con un halo cosmopolita, con un halo lujoso, conocedor y casi inaccesible. El pasado y el presente se fusionan de la manera más francesa: insolente, culta y sumamente exquisita.
Venice Beach, California
La versión bizarra de Los Ángeles
Aquí siempre hay lugar para lo novedoso, lo ecléctico y lo puramente bizarro. Conocido por ser un barrio surfer y artístico, Venice le debe su relajada y excéntrica reputación a sus habitantes, entre los que se encuentran –o se han encontrado– perfiles que van desde el patinador Jay Adams hasta el empresario John Lovell.
Además de los espacios para surfear o para andar en patineta, el mayor atractivo es su playa, adornada por los locales más extraños: freak shows, puestos ambulantes de arte, personas que dan malos consejos por un dólar, personas que leen la suerte por la misma cantidad y restaurantes saludables de nombres poco conocidos.
Lavapiés, Madrid
España para artistas y bohemios
Hace muchos, muchos años, este lugar era famoso por ser hogar de la comunidad judía madrileña. Sin embargo, el día de hoy, si algo resalta de este lugar, es su multiculturalidad. Aquí se puede encontrar un restaurante indio frente a un bar típico español, y a unos cuantos pasos, una tiendita de curiosidades de Marruecos. Y es precisamente esa mezcla lo que hace de este barrio toda una aventura para los sentidos.
Lavapiés tiene todo un historial de anarquistas, bohemios, okupas y libertarios que han rondado sus calles. Esa influencia se hace evidente en las calles, donde es frecuente encontrar arte urbano alusivo a las creencias, luchas y filosofías de distintos grupos. Esto hace de la visita la barrio una experiencia enriquecedora, tanto artística como socialmente.
Neukölln, en Berlín
El mejor revival alemán
Este barrio está creciendo a pasos agigantados. Hace algunos años, este lugar lo constituían calles vacías y tiendas de servicios cotidianos. Hoy luce repleto de cafés alternativos, tiendas híbridas y galerías irresistibles. Y este crecimiento es sólo el inicio de lo que podría convertirse en el barrio más de moda en la ciudad.
Al visitarlo, haya que darse una vuelta por la galería Calle 63, que tiene una selección impecable de arte internacional, y dar un paseo por el jardín Britzer, que se encuentra en el corazón del barrio. Este sitio es ideal para hacer un picnic, convivir con la naturaleza, jugar futbol y volar papalotes. Quizá estas no sean las primeras actividades en el itinerario de un turista, pero al ver la belleza del jardín, será inevitable hacerlo.
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