Pese a la negativa del gobierno –y a una denuncia pública con alerta a la UNESCO–, una casa de subastas en París, Francia, remató un lote de más 120 piezas de arte precolombino, de las cuales al menos 95 son originarias de México.
Y aunque la Fiscalía General de la República hizo llegar al ministerio de justicia francés una solicitud de cooperación en materia penal, la puja en Casa Millon se realizó a lo grande y se recaudaron al menos unos 26 millones de pesos.
Por desgracia, ni el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ni las autoridades mexicanas saben cuándo salieron dichas piezas del país; la única información fiable hasta ahora es que provienen de Teotihuacán, Guerrero y Oaxaca, y del sureste de México, regiones que fueron habitadas por la cultura Maya, Azteca y Olmeca.
Del lote de arte resaltaban figuras prehispánicas y máscaras, entre otros tesoros. De hecho, la pieza más costosa (que se vendió en 290 mil euros) fue una figura de piedra volcánica de la diosa azteca del agua, Chalchiuhtlicue, esposa de Tláloc (se cree que data del año 1350 a.C.). En la mitología mexica, esta deidad representa el agua que fluye en la tierra, los lagos y corrientes que proveen de vida a lo que los rodea.
Si bien los países reclamantes cuentan con todo el derecho de solicitar la repatriación de los bienes, tienen que acreditar una serie de pruebas para corroborar la actividad ilícita. Entre los pendientes a resolver (en este caso por parte de México), se tiene que informar cuándo salieron dichas piezas, quién las sacó y cuál fue el tránsito que siguieron hasta llegar a su destino (Europa).
Estos datos no están disponibles y, según el director del INAH, Diego Prieto Hernández, en estos casos se suele recurrir al “lavado” de los objetos –a veces incluso desde museos– para borrar rastros y así poder acreditar que fueron adquiridas por la vía legal.
Alemania, el primer paso
En 2018, Alemania devolvió a México dos esculturas precolombinas talladas en madera de ceiba y jobo (de 30 y 38 centímetros de alto, respectivamente). Sin embargo, recuperar estas piezas no fue tarea fácil; de hecho, ocurrió después de un juicio que duró 11 años, en el que México tenía en realidad pocas posibilidades de recuperar su patrimonio material. Este suceso representa un gran paso no sólo para México, sino para toda América Latina. Para todos aquellos países que necesitan completar el rompecabezas de las culturas antiguas.
Este 2019, y gracias al tratado de Cooperación México-Estados Unidos para la Recuperación y Devolución de Bienes Arqueológicos, Históricos y Culturales Robados, firmado en 1970, se repatriaron dos piezas prehispánicas al INAH que habían sido traficadas desde un sitio arqueológico mexicano.
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