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La construcción del muro de Trump pone en peligro 22 sitios arqueológicos

Tan sólo en una sección de 18 km se han identificado 17 sitios arqueológicos en riesgo

POR: Diego Ávila

Una de las principales promesas de campaña del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump fue la de erigir un muro a lo largo de la frontera entre México y su país. Sin embargo, la construcción de la obra se ha encontrado con la oposición de numerosos grupos. Muchas voces se levantaron contra el proyecto, desde terratenientes texanos que no quien que se invada su propiedad, hasta ecologistas que buscan proteger el ecosistema y los flujos de los animales que ahí habitan.

Ahora ha surgido una crítica que proviene del mismo interior del gobierno estadounidense. Un reporte reciente, elaborado por el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos (una agencia del Departamento del Interior), advirtió que las obras para construir una sección del muro dentro de la reserva natural de Organ Pipe Cactus National Monument, en Arizona, podrían dañar (e incluso destruir) hasta 22 sitios arqueológicos.

Los tesoros milenarios del desierto de Arizona

El parque nacional Organ Pipe Cactus National es una reserva de la biosfera al suroeste de Phoenix y ocupa un área de casi 134,000 hectáreas. Además, está rodeado por otros dos territorios protegidos: la Reserva Tohono O’odham y el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Cabeza Prieta; todos colindantes con la frontera norte de nuestro país. Si bien actualmente hay una barrera para vehículos de un metro y medio de altura, se planea convertirla en un muro de acero de casi diez metros con una cimentación de concreto de entre uno y tres metros de profundidad.

Instalación de una sección del muro

Aunque los investigadores y arqueólogos no han tenido tiempo de evaluar toda el área potencialmente afectada, se han identificado 17 sitios arqueológicos en riesgo tan sólo en un trayecto de 18 km dentro del Parque Nacional. De hecho, al menos una docena de tribus y grupos indígenas habitan (o han habitado) esta región en el desierto de Sonora desde antes que México y Estados Unidos siquiera existieran.

Muchos de los miembros de estos grupos, como los Tohono O’odham, han protestado desde que se anunciaron los planes de construir el muro fronterizo.

Aunque la mayoría de dichas culturas llevaba un estilo de vida nómada, los antiguos moradores dejaron a su paso herramientas talladas en piedra, tepalcates y otros artefactos que se han conservado extremadamente bien gracias al clima árido de la zona. Sin embargo, los vehículos todo terreno que utiliza la patrulla migratoria ha dañado algunos de los yacimientos arqueológicos.

La zona cuenta con huellas milenarias de actividades de caza, recolección, cultivo y asentamientos humanos.

16 mil años de migración

Aunque hoy en día la atención recae sobre los migrantes que buscan atravesar el desierto y burlar a la policía fronteriza, se calcula que la región ha estado habitada desde hace 16 mil años y albergado rutas prehispánicas de migración y comercio. De entre ellas, probablemente la más importante fue la Old Salt Trail.

La Old Salt Trail (o ruta vieja de la sal) fue una vía a través de la cual los pueblos indígenas recorrían el desierto de Sonora y comerciaban bienes como obsidiana, conchas marinas y, por supuesto, sal. Los misioneros y exploradores españoles en el siglo XVI siguieron este camino gracias a que brindaba acceso al oasis de los manantiales de Quitobaquito, y se convirtió en una de las rutas de colonización más importantes para esta región de Norteamérica.

En los manantiales de Quitobaquito residen algunos animales endémicos, como ciertos tipos de peces y tortugas.

Patrimonio vs política

Sin importar las alertas sobre el daño a estos yacimientos arqueológicos, la construcción del muro en esta parte de Arizona comenzó en agosto de 2019, en parte porque es un territorio  de propiedad federal sin muchos obstáculos para la obra y porque es mucho más estable que el suelo húmedo a las orillas del Río Grande. Más aún, la edificación se han acelerado porque se busca tener una sección de 800 km lista para el otoño del 2020, justo antes de las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 3 de noviembre de ese año.

Pese a que durante los trabajos siempre hay un arqueólogo supervisando, las labores de excavación toman mucho tiempo. De esta manera, el uso de la maquinaria pesada necesaria podría destruir muchos yacimientos prehispánicos antes de que siquiera puedan ser estudiados. Aunado a eso, existe una advertencia de que incluso los antiguos manantiales de Quitobaquito (que se encuentran a 60 metros de la frontera) podrían secarse si se decide usar su agua para mezclar el concreto que necesita la cimentación del muro.

Maquinaria pesada en la frontera

Si bien aún no inician los trabajos en la zona de Quitobaquito y las autoridades de Organ Pipe Cactus National Monument han reportado estar en conversaciones con los constructores, los planes no han sido alterados.

Imagen: Jabin Botsford para The Washington Post

El reporte del Servicio de Parques Nacionales consta de 123 páginas y fue obtenido por el Washington Post; puede ser consultado aquí.

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