De día, el cielo es azul; de noche, negro. De día brilla el sol; de noche, resplandecen la luna y las estrellas. Aunque parezca repetitivo, en realidad la bóveda celeste está en constante movimiento y se acomoda de formas que generan fenómenos impresionantes para el ojo humano. Por suerte, si uno mira hacia arriba en el momento correcto, podemos llegar a detectar algunos de ellos, como sucederá durante el próximo tránsito de Mercurio frente al sol.

Por fortuna para los mexicanos, el fenómeno astronómico será visible desde nuestro país la mañana del 11 de noviembre. Si bien se podrá apreciar en todo el territorio, los estados del sureste (junto con toda Sudamérica y la costa este de Estados Unidos y Canadá) podrán admirarlo de principio a fin. Pero no hay de qué preocuparse, ya que los capitalinos tendremos oportunidad de presenciarlo desde las 6:35 horas hasta su término a las 12:05; a las 9:36 el planeta estará a la mitad de su trayectoria.

Vale la pena echar aunque sea un vistazo al cielo en las 5 horas, 18 minutos y 15 segundos que durará el tránsito. Cabe mencionar que algo así no se había visto desde el 9 de mayo de 2016 y no será hasta 2032 que los astros se alineen de nuevo de esta manera.

El tránsito de Mercurio frente al Sol. Foto: NASA

¿Cómo ver mejor el acontecimiento?

Lo que sucede es comparable con un eclipse solar, solo que esta vez se trata de Mercurio y no de nuestro satélite que se interpondrá entre la Tierra y el sol. Debido a que este planeta está 200 veces más lejos de nosotros que la luna, es necesario emplear un telescopio para observar el fenómeno con todo el detalle. Además, es casi un requisito contar con un filtro solar para evitar los daños permanentes en la vista que ocasiona ver a nuestra estrella por largo rato.

Los expertos recomiendan una lente que magnifique 20 veces; a través de ella, el tránsito de Mercurio lucirá como una pequeña peca negra frente a un fondo de colores candentes. No atravesará al Sol por la mitad, sino que habrá que fijarse en el tercio inferior de la esfera de fuego.

Trayectoria del planeta. Foto: NASA

Un viaje a Mercurio

Nombrado en honor al dios romano del comercio, este planeta es el más chico de todos y el más cercano al sol (los cálculos determinan que, en comparación con la Tierra, desde ahí el astro se ve unas tres veces mayor). Sin embargo, un hipotético e imponente amanecer no sería posible sino cada medio año, pues Mercurio viaja rápido pero gira muy lentamente: un día mercuriano dura 59 jornadas terrícolas.

Aunque suene ilógico, el primer planeta del Sistema Solar no es el más caliente (ese título va para Venus), aunque eso no lo exime de las extremas temperaturas que azotan su superficie tapizada de cráteres. Mientras que el calor puede alcanzar los 430º, de noche enfría hasta los -180º, lo cual hace teóricamente imposible la vida en este cuerpo celeste.