Luis Barragán es reconocido como uno de los arquitectos mexicanos más relevantes e importantes del siglo XX. Famoso por haber logrado unir las líneas tradicionales de México con las ideas de modernidad europea, las obras barraganianas son usualmente definidas como iconos del modernismo. Sin embargo, y siendo ingeniero de formación, la inspiración para sus obras provino especialmente de varios de los lugares en los que vivió o visitó.
Además de ser un ávido lector, Barragán fue un gran viajero. En su natal Jalisco recorrió los pueblos y haciendas de la Sierra del Tigre, mientras que en Europa conoció la arquitectura moderna de Le Corbusier y las ciudades medievales de Italia. También visitó las construcciones musulmanas de Andalucía y el Magreb, donde encontró una gran similitud con los edificios vernáculos mexicanos. De una u otra manera, la influencia de los paisajes, palacios, residencias, jardines, regiones y países que lo marcaron puede verse en algunas de sus obras más emblemáticas.
En honor a esto hemos seleccionado minuciosamente los sitios que más influyeron en algunas de las principales creaciones que dejó el único Pritzker mexicano.
Pueblos de la Sierra del Tigre / MÉXICO
Tapatío de nacimiento y habitante de Guadalajara, el arquitecto visitó muchas de las poblaciones y haciendas de Jalisco durante su juventud. Los pueblos de Mazamitla y Concepción de Buenos Aires, en la Sierra del Tigre, son conocidos por haber sido los sitios donde el joven Barragán pudo entrar en contacto directo con la arquitectura vernácula mexicana. Asimismo, la familia Barragán tenía una casa de fin de semana a las orillas del lago de Chapala, y por lo tanto las excursiones, tanto a las localidades ribereñas como a la serranía, fueron una constante en la primera etapa de su vida.
Años después, los gruesos muros de adobe, las fuentes y los abrevaderos que se pueden encontrar en los pueblos y las haciendas, se convertirían en elementos distintivos de las obras maestras de Barragán. Tanto en la Cuadra San Cristóbal como en las fuentes públicas que diseñó también en las Arboledas, los guiños a la arquitectura tradicional jaliciense se vuelven evidentes.
La Alhambra y el Generalife / ESPAÑA
Alguna vez el poeta español Antonio Machado dijo: “Cada ciudad tiene su encanto, Granada tiene el suyo y el de todas las demás”. Durante su primer viaje a Europa en los años 20, Barragán tuvo la oportunidad de conocer esta ciudad andaluza, donde visitó uno de los monumentos históricos y artísticos más importantes de Europa: el complejo palaciego de la Alhambra y el Generalife.
Ubicada en la cima de la Sabika (una de las tres colinas que rodean Granada), la construcción de la Alhambra inició a mediados del siglo XIII como una fortaleza nazarí. Pronto creció y, aparte de cuartel militar, adquirió una serie de jardines y palacios que la convirtieron en uno de los mejores ejemplos de arquitectura palatina musulmana que aún se conservan. Al oeste del complejo, se edificó además una residencia de descanso para los emires: el Generalife. Los espacios verdes de este palacete, llenos de fuentes y albercas, conmovieron especialmente a Barragán. Su amor y gusto por este tipo de oasis se mantendrían como una constante a lo largo de su vida.
San Gimignano y Siena / ITALIA
En sus viajes por Europa, otro de sus destinos predilectos fue Italia. Además de las formas clásicas y barrocas que albergaban Florencia y Roma, Barragán se interesó especialmente por la arquitectura vernácula de la Toscana. Durante la Edad Media, construir altas torres de ladrillo era uno de las principales formas que usaban las familias adineradas para demostrar su estatus social y riqueza. Se sabe, por ejemplo, que la ciudad de Bologna tuvo decenas de torreones y se ha dicho que su aspecto pudo haber sido una versión medieval de Manhattan.
Aunque la gran mayoría de estas estructuras han desaparecido con el tiempo, la pequeña localidad de San Gimignano aún conserva un buen número de sus torreones del siglo XIII. Incluso en la sala de la famosa Casa-Estudio del arquitecto en Tacubaya se conserva una imagen de esta localidad, y se ha dicho que fue fuente de inspiración para las Torres de Satélite. Asimismo la pendiente de la plaza en donde se levantan las Torres, se ha relacionado con la Piazza del Campo en Siena, que también está inclinada.
Villa Savoye / FRANCIA
En 1931, Barragán se mudó a París. En la capital francesa no sólo conoció y entró en contacto con Le Corbusier, sino que asistió a sus conferencias. De hecho, el famoso arquitecto le dibujó un croquis al tapatío para que pudiera llegar a Ville Savoye en la localidad de Poissy. Barragán fue fuertemente influenciado por las ideas lecorbusianas y adoptó su estilo de arquitectura funcional. A su regreso a México en 1936, muchos de los edificios de apartamentos que construyó en las colonias Cuauhtémoc y Condesa de la Ciudad de México, siguieron las enseñanzas del suizo.
Marrakech / MARRUECOS
Tras visitar Europa, donde quedó fascinado por la arquitectura vernácula de Italia y del sur de España, Barragán decidió viajar al norte de África. En Marruecos, el tapatío encontró grandes similitudes entre las construcciones tradicionales de México y las marroquíes, pues ambas privilegiaban los espacios privados y los patios interiores. Además, compartían un fuerte componente espiritual que provenía de la intensa religiosidad que tienen tanto de los católicos como los musulmanes.
Las celosías que usó para algunas residencias y sobre todo en la capilla que construyó para las monjas capuchinas en Tlalpan, evocan constantemente el gusto de la arquitectura musulmana por la luz, las sombras, el silencio y la intimidad.
El Pedregal de San Ángel / MÉXICO
A lo largo de los siglos, el terreno del Pedregal, al sur de la Ciudad de México, se había mantenido como un sitio virgen que era catalogado como hostil e incluso peligroso. Sin embargo, en las formas caprichosas de la piedra volcánica, Barragán vio un espacio poético con un gran potencial inmobiliario listo para ser desarrollado. Aunque en la actualidad el fraccionamiento de Jardines del Pedregal ha dejado de seguir los lineamientos que el tapatío había delineado para su urbanización, aún es posible encontrar algunos espacios que transmiten la poesía y la tranquilidad que lo inspiraron.
La casa Prieto López (actualmente renombrada como Casa Pedregal) y el jardín Luis Barragán en Avenida de las Fuentes, aún dejan asomar las formaciones rocosas que se formaron tras la erupción volcánica del Xitle, y que hasta hace pocos años cubrían las decenas de kilómetros cuadrados que alguna vez conformaron el paraje del Pedregal.
Sigue a Diego en Instagram.
***
También te recomendamos:
Una historia de amor con Marrakech
El Pedregal: habitar en la lava
¿Cómo conocer Jalisco en menos de 36 horas?