La forma de México es, sin duda, una de las más icónicas del planeta. Un espacio decorado por dos penínsulas en sus extremos noroeste y sureste, en el que hay distintos tipos de océanos, una multitud de ecosistemas y grandes cadenas montañosas. Hay tanto que ver que antes de empezar a explorar las inmensidades del país vale la pena preguntarse ¿qué veo primero? Ante la duda, una buena idea es comenzar por el punto medio. Para ser exactos, en un pueblito de Querétaro llamando Tequisquiapan.
Lo primero que hay que destacar de este destino es que muchos lo consideran el centro de México, más por su historia que por su geografía. Si quisiéramos saber en dónde está el centro de México, el INEGI dice que si tomamos un mapa, enmarcamos el territorio y lo cruzamos, la intersección de las líneas que marca la mitad cae en los alrededores de Villa de Cos, en Zacatecas, una localidad que cuenta con un importante pasado ferrocarrilero, pues por ahí pasan, desde 1884, las vías que conectan a la capital con Ciudad Juárez (antes llamada Paso del Norte).
Un monumento para marcar el centro del país
¿Entonces por qué Tequisquiapan se lleva el título? De hecho, en este pueblo queretano se puede ver un monumento construido ex profeso que lo bautiza como el centro del país. Esta enorme escultura, llamada Centro Geográfico de la República Mexicana, fue mandada colocar en 1916 por Venustiano Carranza, quien frecuentaba Tequisquiapan por su tranquilidad, sus colores vivos y, sobre todo, por sus aguas termales.
El autor de esta obra es incierto. Para llegar a ella hay que caminar apenas tres cuadras desde la plaza central y se distinguirá desde la distancia, pues se trata de tres columnas rectangulares que se elevan al cielo y se unen en la punta. Una vez más cerca uno puede asomarse a ver la base, la cual está hecha de una superficie convexa de piedra en la que está el territorio mexicano. Desde arriba, en la unión de las columnas, cae un péndulo en forma de trompo que marca el centro del país (el que se consideraba tras la época de la Revolución).
¿Qué hacer un fin de semana en Tequisquiapan?
Dicho monumento está a tres cuadras de la Plaza Miguel Hidalgo, una explanada dotada de una fuente circular, jardineras y enmarcada por arcos y arquitectura colonial. Es aquí donde se eleva la Iglesia de Santa María de la Asunción, un templo neoclásico que reluce un color rosado que se edificó en 1847.
Siempre es buena idea pasear y recorrer las callecitas empedradas que parten de ahí y en donde siempre habrá un café, una tienda de artesanías –los cestos son particularmente hermosos–, mercados o pequeños hoteles que conocer. Para comer, lo mejor es probar la tradicional barbacoa de chivo y los dulces de leche, así como los quesos y vinos que se producen en la región queretana.
En los alrededores de Tequisquiapan –cuyo nombre en náhuatl significa, atinadamente, lugar de aguas y tequesquites– hay varias fuentes de aguas termales que se originan en el Río Tequisquiapan. Para disfrutar de ellas uno puede dirigirse ya sea a uno de los cuatro balnearios que existen o reservar en alguno de los cuantiosos spas que hay en el pueblo.
Para llegar a Tequisquiapan
Este pueblo es considerado también una de las puertas a la Sierra Gorda, se encuentra a una hora en carretera desde Querétaro y a unas dos horas desde la capital. Se puede llegar fácilmente en coche o en autobús, ya que hay algunos que salen desde la Terminal del Norte en la Ciudad de México.
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Foto de portada: Mario Guerrero Ledesma / Wikimedia Commons
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