Travesías cumple 18 años y suma 199 números. Para celebrarlo, reunimos 18 personajes clave en la historia de la revista. Un grupo de artistas que con su talento y creatividad ayudaron a convertir los viajes en un estilo de vida que comienza con una fotografía o una palabra, y termina con un vuelo y una aventura.
Aquí les dejamos las palabras del aventurero Diego Flores Magón.
¿Quién eres, cuál ha sido tu relación con Travesías y qué haces actualmente?
Soy Diego Flores Magón. A lo largo de siete años o más, escribí un conjunto de crónicas, reportajes, reseñas y guías para la revista. Ahora me dedico principalmente a la gestión cultural en torno al museo, el archivo y la producción impresa.
¿Cómo describirías a Travesías en tres palabras?
Un sitio familiar (con horizonte planetario).
¿Qué hace a Travesías distinta de otras publicaciones de viajes?
Travesías no subestima a sus lectores. Se puede escribir con inteligencia e ironía porque el lector es también inteligente, culto. No puedo pensar en otra publicación de su tipo —publicada en este país y en español— que deposite tanta confianza en la calidad de sus lectores. El otro lado de la moneda es obvio. Siempre que escribí aquí pude echar mano de la imaginación verbal con libertad y jugar con el género.
¿Cuál ha sido tu momento favorito en la historia de Travesías?
De cuando escribí sobre Capadocia, Turquía, en 2015. Se conjuntó ahí la experiencia de un viaje inolvidable con un momento de lucidez escritural igualmente memorable.
¿De qué portada memorable de Travesías te acuerdas?
La edición número 88 tiene en la portada una Torre Latino iluminada de colores. Una instalación de Gaby Rodríguez que servía de culminación a mi reportaje sobre el Centro Histórico de la Ciudad de México. La fortuna de viajar, la ventaja del reportero para la calidad y profundidad de los encuentros del viaje y la epifanía de la visión que concreta y sintetiza todo, de manera ingrávida e indeleble.
Si tuvieras pase libre para hacer cualquier historia para Travesías, ¿cuál sería?
Para mí, las regiones limítrofes o fronterizas son las más interesantes, especialmente las continentales. Las orillas siempre concentran la parte más sabrosa de la hogaza. Prefiero los lugares en que las identidades entran en dudas y confiadamente se entregan a las contradicciones.
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Foto de portada: Alex Dorfsman /Arte: Ángel Gómez
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