Si en São Paulo la pizza de los domingos es una religión, en Nueva York es una devoción diaria. La Gran Manzana ofrece todos los estilos de pizza, desde las rectangulares de Detroit hasta las clásicas napolitanas, pasando por el típico antojo callejero neoyorquino.
Con tantas posibilidades, decidimos hacer un recuento de nuestras favoritas.
Desde 1965, Domenico DeMarco elabora las pizzas de este lugar —considerado un referente en la ciudad— con ingredientes traídos de Italia en su mayoría. Venir aquí es un ejercicio de paciencia, pues además de que el local queda algo fuera de camino, las filas suelen ser largas. El precio también es relativamente alto (30 dólares por una pizza de queso), pero la espera y el costo valen la pena. Las más pedidas son la Margarita (con albahaca fresca por encima) y la clásica (con salchicha, pimentones, champiñones y cebolla).
Esta institución del Greenwich Village lleva sirviendo tajadas de pizza desde 1975. El pequeño local tiene apenas dos mesas y dos barras donde la gente se apeñusca en horas pico. Las paredes están tapizadas de fotos del pizzaoilo Joe Pozzuoli —quien todavía atiende el lugar— con decenas de celebridades de Hollywood. Joe’s es sinónimo de pizza neoyorkina: masa delgada, salsa de tomate con el nivel del dulzor ideal y mucho queso mozzarella. El local original está en Carmine Street, pero cuenta con dos sucursales más, una en Manhattan y otra en Brooklyn.
Sus pizzas rectangulares al estilo Detroit son como una mezcla entre la siciliana y la típica deep dish de Chicago, pero también se pueden ordenar redondas y de masa más delgada. Hay rojas (con base de salsa de tomate), rosadas (salsa de vodka con mozzarella), verdes (con salsa de tomatillo) y blancas sin salsa; todas hechas en horno de leña. Vale la pena probar la Emily —una de las más populares—, que lleva trufa, miel y pistachos. El menú también cuenta con una hamburguesa elaborada con carne madurada de Pat La Frieda que, sin duda, compite con las mejores de la ciudad.
Todo en este restaurante vale la pena: las entradas, las ensaladas, los platos fuertes (como las costillitas de cerdo) y hasta los postres. Sin embargo, todo comenzó con la maravillosa pizza que siempre será la estrella del lugar. No vale la pena compararla con las italianas, ya que Roberta’s crea su propia versión con una increíble masa y toppings poco tradicionales como las repollitas de Bruselas, convirtiéndola en un templo de la pizza americana.
La filosofía de su dueño, Anthony Mangieri, es parecida a la japonesa: hacer lo mismo cada vez mejor. Como su nombre lo indica, el restaurante sirve pizza napolitana con bordes dorados, crocantes y un interior suave. Todos los días elaboran cinco variedades con una base similar de tomates San Marzano, mozzarella y albahaca; los viernes despachan una especial llamada Concetta (con parmesano, tomates San Marzano, piennolo y corbarino) y los sábados ofrecen la Apollonia (con mozzarella di búfala, parmesano, huevo y salami).
Esta es la apuesta de pizza del famoso grupo de restaurantes Danny Meyer; un lugar ideal para los que adoran las masas delgadas y crujientes tan características de la tradición romana. El espacio es amplio, los techos altísimos y hay dos hermosos hornos de leña que se imponen en el lugar. En Marta encuentras los sabores clásicos, pero también apuestan por los ingredientes locales que cambian con el ritmo de las estaciones.
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