¡Salud! Viñedos imperdibles en el Valle de Guadalupe
Lejos (pero no tanto) del bullicio de Tijuana y las atracciones de San Diego, el Valle de Guadalupe se ha consolidado a través de los años como uno de los destinos más especiales de México. Numerosos hoteles boutique y estupendos restaurantes han abierto sus puertas en esta pequeña región de la península de Baja California, […]
POR: Diego Ávila
Lejos (pero no tanto) del bullicio de Tijuana y las atracciones de San Diego, el Valle de Guadalupe se ha consolidado a través de los años como uno de los destinos más especiales de México. Numerosos hoteles boutique y estupendos restaurantes han abierto sus puertas en esta pequeña región de la península de Baja California, y cada vez más experiencias —que prometen seguir sorprendiendo a los viajeros más asiduos—se suman a la lista de actividades por hacer. Sin embargo, y por más tentador que sea el plan de hacer senderismo, probar el glamping, andar en cuatrimoto, o explorar la naturaleza de la región, ninguna visita al Valle de Guadalupe puede estar completa sin haber pasado el día en algún viñedo.
La idoneidad de los valles de Calafia y Guadalupe para producir vino fue descubierta por un puñado de emigrantes rusos desde principios del siglo XX, y desde entonces, el número de casas vitivinícolas en la zona no ha hecho sino crecer como las vides y los olivos que florecen en ella. Desde las grandes bodegas de L.A. Cetto y Monte Xanic, y hasta pequeños proyectos orgánicos que apenas tienen un par de años, este destino alberga una oferta de viñedos que, además de producir el 90% del vino que se hace en México, ofrecen una opción ideal para cada persona.
Presentamos así una lista de algunos de los viñedos que, cualquier viajero entusiasta del vino, no puede pasar por alto en su próxima visita.
Monte Xanic
Con más de tres décadas de historia, Monte Xanic no sólo es una de las bodegas más grandes de la región, sino que fue también la primera en integrar el proceso de fabricación del vino a la experiencia de los visitantes. Su tamaño le permite además ofrecer diversos tipos de experiencias, desde recorridos por enormes viñedos, degustaciones de diversos tipos de vinos y uvas, y hasta cenas en el restaurante de la propiedad.
La Carrodilla
Más que ser un viñedo, La Carrodilla es un proyecto de agricultura biodinámica que propone una nueva (y más sustentable) manera de hacer vino. De este modo, las más de cuarenta mil plantas de vid que componen esta finca están acompañadas por un huerto, dos docenas de gallinas, seis borregos, cuatro vacas y cientos de abejas. Todo esto le ha permitido convertirse así en el primer viñedo con certificación orgánica en la región.
Vinisterra
Fruto de la amistad de un empresario ensenadense y de un enólogo suizo, Vinisterra nació en el 2002. Si bien se le considera como una bodega micro-productora (únicamente cuenta con 11 hectáreas y 15 colaboradores), esto le permite enfocarse en que cada botella sea producida con el máximo cuidado y dedicación.
Pijoan
Leonora, Silvana o Domenica. Convertible Rojo o Rosa. Pelón Zinfandel o Árbol de Fuego. Todos los vinos de Pijoan llevan nombres que se relacionan de uno u otro modo con la familia de Pau Piojan, un inmigrante catalán quien fundó la bodega que lleva su apellido en 2002. Además de vinos clásicos, los recorridos por los viñedos también incluyen degustaciones de mermelada, miel, vino natural, vermut, y una visita al jardín de plantas nativas de Baja California de la propiedad.
Xecue
Fundada en 1999 por Alberta y José Luis, Xecue inició con el único objetivo de hacer vino artesanal para su consumo personal. No sería sino hasta 2005 cuando decidieron sacar su primera botella a la venta. Quince años después, la propiedad sigue reflejando el cariño y el gusto de sus fundadores por el vino, y además de la degustación, los recorridos ponen especial énfasis en enseñar a los visitantes sobre las cualidades de la tierra bajacaliforniana y las variedades de uvas que crecen en la región.
Vena Cava
Autodenominada como una vinícola funky y the hippest winery in Mexico, Vena Cava fue fundada por Phil y Eileen Gregory en 2005 con el objetivo de crear vinos de alta calidad que combinen las uvas típicas de la Baja con las de su propio viñedo orgánico. Con un edificio que parece evocar a un barco y un foodtruck en la propiedad, la experiencia de visitar Vena Cava ciertamente muestra el lado más divertido e irreverente del vino, sin descuidar la calidad.
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