El mundo está lleno de lugares mágicos que parecen salidos de un sueño, no tanto por su belleza, sino por su extrañeza. En Italia, específicamente en Viterbo, se encuentra uno de ellos; El Sacro Bosco, o parque de los monstruos es un espacio abierto donde las criaturas más grotescas y las deidades romanas conocidas conviven como consecuencia del duelo y la desolación de un príncipe italiano.
El parque de los monstruos resalta por su estética grotesca, su distribución aparentemente aleatoria y por la extraña mezcla de personajes que lo habitan. Para quien está de visita en Roma, es un punto –aunque relativamente lejano– indispensable de visitar, pues ofrece una experiencia imposible de replicar.
La historia
Aunque su verdadero nombre es Sacro Bosco –”bosque sagrado”, en español–, se le conoce como parque de los monstruos por las extrañas criaturas escultóricas que lo habitan. El autor intelectual de este mundo onírico y fantástico fue el príncipe Pier Francesco Orsini, quien comisionó a grandes artistas renacentistas –entre ellos el escultor Simone Moschino y el arquitecto Pirro Ligorio, quien se encargó de la construcción de de la Basílica de San Pedro después de Miguel Ángel. El objetivo para Orsini era crear un lugar en el que pudiera asimilar la muerte de su esposa, Giulia Farnese.
En un lapso aproximado de 30 años, el terreno se llenó de toda clase de esculturas con forma de sirenas, orcos, dragones, leones, tortugas, elefantes y hasta la mismísima Afrodita. Sin embargo, a partir del siglo XIX, el bosque de los monstruos empezó a lucir descuidado y abandonado. El responsable de que hoy luzca casi impecable es Salvador Dalí, quien en la década de los 50 realizó ahí un cortometraje. Eso llamó la atención de la familia Bettini, la cual comenzó un programa de restauración que duró aproximadamente veinte años. Gracias a eso, hoy el Sacro Bosco es una de las atracciones más visitadas de Bomarzo.
El parque
El Sacro Bosco se encuentra en un valle en el castillo de Orsini, y se le considera una obra de arte manierista. Cuenta con alrededor de 20 esculturas y dos monumentos, uno de ellos –el Templo de la Eternidad– hecho en honor a la memoria de Giulia Farnese. El segundo está dedicado al cardenal Cristoforo Madruzzo.
Entre las esculturas se puede ver toda clase de situaciones mágicas y extrañas, como un dragón siendo atacado por leones, un orco dentro del cual se hacían cenas, un elefante de Hannibal atrapando con su trompa a un legionario romano y un gigante atacando brutalmente a un personaje. Estas piezas sólo demuestran una cosa: hay arte que no se hace para embellecer, sino para sorprender.
Para visitar
Para llegar al parque de los monstruos desde Roma hay que rentar un auto, o bien, tomar un tren a Viterbo. A veinte minutos caminando de la estación se encuentra la terminal de autobuses Cotral, en la que hay que tomar un camión que se dirija hacia Orte, y bajar en Bomarzo. Para llegar al Sacro Bosco basta con descender por la colina durante aproximadamente 15 minutos.
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