Hay un indicador que nos hace saber con precisión que estamos en una aventura, sucede cuando miramos la barra superior del celular y vemos que no hay señal. Ahí sí, lo único que queda es conectarse con el paisaje y con nuestra compañía de viaje. En México hay numerosos puntos donde esto es posible, pero uno que se acaba de inaugurar es el nuevo Sendero del Capitán, a las afueras de la ciudad de San Luis Potosí.
Este camino de terracería es un parque lineal que se agregó a la red de parques del estado. Se extiende por 19 km y conecta a los pueblos de Cerro de San Pedro –a 2,040 msnm– con Armadillo de los Infante –a 1,632 msnm– después de subir al Monte Caldera, con 2,200 metros de altitud. La idea es que dicho sendero lo puedan recorrer todos –a pie o en bici de montaña–, y por eso que se puede cruzar de principio a fin en una caminata que dura entre seis y seis horas y media, o bien elegir alguno de los cuatro tramos que lo conforman. A lo largo del camino hay señalizaciones claras del camino a seguir, baños y placas en las que se puede leer sobre la fauna y la flora de los alrededores.
Foto: cortesía
Pasear por el pasado minero de San Luis Potosí
Los poblados a los extremos del Sendero del Capitán son dos destinos importantes en cuanto a la historia del Bajío mexicano. Por un lado está Cerro de San Pedro –que se encuentra a 45 minutos del centro de San Luis Potosí–, que de ser un prolífico centro minero de oro y plata en el siglo XVI pasó a ser un pueblo casi fantasma donde no viven más de 150 personas. Sin embargo, se puede hacer un viaje al pasado al caminar por sus pronunciadas y escasas calles empedadas, al lado de casonas coloniales medio derruidas por donde, debajo de la plasta seca de adobe, se asoman las piedras con las que fueron edificadas. A lo lejos, sobre la silueta rural, sobresale por unos metros la cúpula del Templo de la Asunción.
Foto: INAH
Al final del trayecto, la meta es Armadillo de los Infante. Este sitio es famoso en el estado por ser el primer punto en todo San Luis Potosí en donde se instaló una imprenta; en este caso fue la familia Infante quien la puso en marcha a principios del siglo XIX. El encanto de este pueblo, también de calles empedradas pero de fachadas coloridas y bien conservadas –no hay letreros ni anuncios–, se puede rastrear hasta el siglo XVII, cuando se convirtió en uno de los favoritos de los rancheros adinerados para construir sus haciendas.
Templo de la Virgen del Carmen en Armadillo de los Infante. Foto: Antonio de Jesús Pérez Cruz / Wikimedia Commons
Dejarse envolver por el paisaje árido y la silueta de las yucas
Después del paseo, los zapatos –la recomendación es llevar calzado apropiado y ropa deportiva– estarán cubiertos de polvo rojizo, ya que el camino no está empedrado y está marcado en el suelo árido del entorno. Al mirar alrededor, uno podrá sentirse rodeado de colinas secas, formaciones rocosas en medio de pastizales infinitos –no es raro cruzarse con una que otra vaca– y uno que otro árbol solitario.
Aunque una parte está predominada por bosque de encino, la planta que más abunda en la panorámica son las yucas, esas estructuras vegetales altas y macizas que repuntan con hojas largas y tiesas en todas direcciones. Lucen particularmente curiosas durante y después del atardecer, cuando su silueta contrasta con el cielo y parecen seres extraños salidos de otro mundo.
Foto: cortesía
Sendero del Capitán, un viaje ideal para tiempos de distanciamiento social
Ahora que las salidas de casa son más frecuentes, aún hay que tener cuidado y optar por sitios abiertos donde sea posible mantener la sana distancia con otros viajeros. Por eso, el aire libre es una excelente opción, y entre ellas, el Sendero del Capitán. Es importante saber que, para visitar el sitio, es necesario registrarse previamente en este enlace y dar datos como fecha y hora de llegada, número y edad de personas en el grupo, nivel de experiencia en el senderismo y los tramos a realizar.
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Foto de portada: cortesía
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