¿Mezcal en Mérida?, ¿qué tal en todo el mundo?

Una degustación de mezcal Ojo de Tigre en Mérida que a decir verdad, cae igual de bien en el ambiente caluroso y húmedo de la península que en las áridas tierras oaxaqueñas.

04 Nov 2020
¿Mezcal en Mérida?, ¿qué tal en todo el mundo?

El mezcal en México ha pasado por un proceso de reivindicación muy particular en los últimos años. Pasó de ser una bebida de autoconsumo, limitada en su mayoría a los estados de Oaxaca y Puebla, a estar presente en las barras de todo el país y, próximamente —gracias a la alianza de Ojo de Tigre con Pernod Ricard—, en las del mundo. Pero la ambición de Luis Gerardo Méndez y los demás socios detrás de esta marca llega aún más lejos, hasta los cielos para ser exactos.

La experiencia de tomar un vuelo en medio de una pandemia sin duda es distinta: nuevos papeles, pruebas de sangre y, para bien o para mal, menos gente. Pero para quienes abordamos el vuelo 3030 de Interjet rumbo a Mérida, desde la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, las nuevas medidas de sana distancia dejaron de ser la novedad ante la sorpresa de preparar un coctel, cortesía de Ojo de Tigre, a 10,000 metros de altura.

Esta dinámica da fe de uno de los principios regidores de la marca: “ Ojo de Tigre nació con la clara intención de posicionar el mezcal dentro del gusto de nuevos consumidores”. Una vez en Mérida, un destino cada vez más protagonista en la escena cultural y gastronómica del país, fuimos parte de una noche de mixología. Para un evento tan especial, no pudimos haber tenido mejor escenario que la Hacienda Santa Rosa, un espectacular hotel ubicado a media hora de la ciudad, en medio de la selva yucateca.

Mientras prepara un coctel con ingredientes típicos de la región —como la lima y el chile habanero— y la variante reposada del ensamble de espadín de Oaxaca y tobalá de Puebla, Cristina Menéndez, bartender originaria de Mérida, asegura que ya es más común ver al destilado detrás de las barras del sureste del país. A decir verdad, un buen mezcal cae igual de bien en el ambiente caluroso y húmedo de la península que en las áridas tierras oaxaqueñas.

 

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