Heladerías mexicanas para caminar los domingos (y probar sabores exóticos)
Desde Mérida hasta Michoacán, recorrimos estos negocios familiares que han sobrevivido al consumismo y que ahora son paradas obligadas en un viaje.
POR: Paola Gerez Levy
Aunque Italia es reconocida por sus célebres gelatos, México ha creado su propia, y prolífica, tradición de hacer buenos helados. De alguna manera este postre se ha convertido en parte de los ritos, de las plazas, de las caminatas por las calles todos los domingos. Aquí, estos postres fríos han adquirido su propio significado, por el clima y porque entre otras cosas en nuestro país se ha creado un vasto menú de sabores atípicos que se ofrecen en pequeños –o grandes– establecimientos que han estado abiertos por tantos años, que ya son parte del imaginario colectivo respecto a lo que debería haber en cada esquina o en cada parque.
Para no quedarnos con el antojo ni con la duda de cuáles son las mejores heladerías de México, hemos seleccionado algunas cuya historia forma parte de algunos destinos de nuestro país.
Manolo Nieves
Oaxaca
Ahora son un ícono de Oaxaca, pero este imperio del helado comenzó con la producción artesanal de nieves de vainilla y de limón hace más de 150 años frente a la Catedral de la capital oaxaqueña. Fundado en 1857, este negocio familiar comenzó con las recetas de tradición española de estos dos sabores; sin embargo ahora han integrado en su repertorio ingredientes exóticos, como albahaca con aceite de oliva. Los sabores típicos de Oaxaca no se quedan atrás; aquí se pueden pedir helados de mezcal o de chapulines con tamarindo.
Nevería El Colón
Mérida
En uno de los barrios del centro de Mérida en donde se desenvolvía la vida social de la ciudad –en la esquina de las calles 61 y 62– abrió en 1907 la primera Nevería El Colón. Más de un siglo después, la marca se ha hecho de cinco establecimientos en la capital yucateca, uno sobre el emblemático Paseo de Montejo, en donde se pueden disfrutar de nieves frescas servidas en forma piramidal en una copa de vidrio. Aparte de sabores artesanales, ofrecen a sus comensales sorbetes, champolas (similares a las malteadas, pero de fruta) y una gran variedad de pan dulce.
La Michoacana
La Michoacana tuvo su origen inicialmente como productora de paletas heladas de fruta de temporada en un pueblo llamado Tocumbo, al noroeste del estado. Actualmente ofrece 125 variedades de paletas y 50 sabores de helados que van desde sabores clásicos hasta aquellos que contiene licor, chile o se elaboran a base de yogurt. Se pueden encontrar 35 establecimientos oficiales en el país, aunque también es común hallar un buen número de imitaciones.
Roxy
Ciudad de México
En 1946 abrió sus puertas, sobre la Avenida Mazatlán de la Condesa, una novedosa fuente de sodas que ha perdurado hasta la actualidad como un negocio familiar. Esta heladería obtiene sus ingredientes directamente en los mercados de la capital y mantiene, en su primera sucursal, esa esencia retro que ahora fascina a las generaciones más jóvenes. Hoy en día no solo ofrecen helados y nieves de temporada –como mandarina o turrón–, sino también postres preparados como banana split, sundaes o malteadas, por mencionar algunos.
Una heladería del pasado: Helados Bing
Era 1965 cuando el cubano Adolf B. Horn abrió su primer negocio de helados en las inmediaciones de Guadalajara, cerca de Tlajomulco. Su emblema, el de un carrusel iluminado con blanco y rosa, pronto se convirtió en un referente en la ciudad. Sin embargo, por problemas familiares, en 1983 vendieron la marca a Coca-Cola, quien multiplicó los puntos de venta a más de 600 en todo el país. La historia de Helados Bing terminó en 1995, fecha en que el negocio se anexó a Unilever y se cerraron casi todas las heladerías (las cuales ya no conservan su esencia original).
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Foto de portada: Mx Moritz / Unsplash
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