México cuenta con 35 Patrimonios Culturales y Naturales de la Humanidad: el país con más “lugares de valor universal excepcional” de todo el continente. Presentamos esta serie de guías y recomendaciones para conocerlos.
Centro Histórico de la Ciudad de México y Xochimilco
Ubicación: Ciudad de México
Fecha de inscripción: 1987
Categoría: bien cultural
El Centro Histórico de la Ciudad de México, una de las áreas urbanas más antiguas del continente, es el corazón de una de las capitales más grandes y pobladas del mundo. Sus vestigios, edificios, plazas y monumentos son un reflejo de los distintos periodos en la historia de la ciudad. El Centro es custodio de una gran riqueza gastronómica y cultural, la cual atrae día con día a locales y visitantes por igual. Por su parte, a 28 kilómetros hacia el sur, Xochimilco es una mezcla de naturaleza e historia. Sus canales e islas artificiales revolucionaron la manera de habitar y moverse en un destino, y continúan sorprendiendo a los visitantes casi 700 años después de su fundación. Ambos lugares obtuvieron (de manera conjunta) el registro de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1987.
Historia del Centro Histórico
De todos los Patrimonios Culturales de México, el Centro Histórico de la Ciudad de México es, posiblemente, el que ha mostrado mayor resiliencia desde su origen. Todo comenzó en 1325, cuando en el centro de una zona lacustre, los mexicas fundaron la gran México-Tenochtitlan, que se convertiría en la sede de su imperio y cabecera de la Triple Alianza. Con la llegada de los españoles y la posterior conquista en 1521, la ciudad pasó a ser el centro económico, político y religioso del Virreinato de la Nueva España. Uno que, afortunadamente, conservó gran parte de la traza urbana prehispánica.
En los años siguientes, se edificaron inmuebles como el Palacio Virreinal —que sufrió un incendio en 1692 como parte de un levantamiento popular— y la Catedral Metropolitana. En el siglo XVIII, lo que hoy conocemos como Centro Histórico floreció con arquitectura colonial gracias a la contribución de distintos habitantes distinguidos. Conventos, mansiones, edificios y, por supuesto, palacios, comenzaron a edificarse en grandes cantidades. Tanto así que Charles Latrobe, un acaudalado viajero inglés, se refirió a México como “la ciudad de los palacios”.
Después del movimiento de Independencia, se instalaron en el centro los poderes políticos de la nueva nación independiente, así su actividad económica y cultural, por lo que una buena parte de la población fue desplazada hacia las afueras. Fue aquí cuando surgieron los primeros bancos y las primeras tiendas departamentales. Posteriormente, una vez concluida la Revolución Mexicana, el Centro Histórico fue testigo de numerosas transformaciones para bien, entre ellas diversos decretos que buscaban proteger sus edificios históricos y una nueva campaña de construcciones públicas.
Con el descubrimiento del monolito azteca de Coyolxauhqui, en 1978, y el posterior hallazgo del templo dedicado a Huitzilopochtli (hoy conocido como Templo Mayor), el Centro Histórico fue declarado como “Zona de Monumentos Históricos”. Actualmente, el centro comprende una superficie de 9.7 kilómetros cuadrados y más de 1,400 edificios de relevancia histórica. Además, se ha enriquecido con los numerosos trabajos de restauración de los últimos años, y la presencia de nuevos hoteles, restaurantes, tiendas y espacios culturales.
Historia de Xochimilco
En 1352, Xochimilco fue fundado por los xochimilcas, una de las siete tribus nahuatlacas que salieron de Chicomóztoc. Fue ahí que implementaron el célebre (y aún utilizado) sistema de chinampas, un método de cultivo que se basa en porciones de tierra sobre el agua, empleado para la siembra de flores y legumbres. Aproximadamente cien años después de su fundación, Xochimilco —cuyo nombre significa “en la tierra sembrada de flores” en náhuatl— fue sometido por el imperio mexica, y como consecuencia, sus habitantes fueron utilizados como mano de obra para el desarrollo urbanístico de la gran Tenochtitlán.
Su vínculo con aquella ciudad no terminó ahí, pues tras la llegada de los españoles, Xochimilco alimentó a la capital de la Nueva España con cultivos de sus chinampas y pescados de sus lagos. Si bien los conquistadores europeos respetaron la dinámica agrícola de Xochimilco y sus canales, esto no impidió que dejaran huella, y construyeron un convento dedicado a San Bernardino hacia finales del siglo XVI. Años más tarde, a finales del siglo XIX, un hacendado español estableció una línea de pequeñas embarcaciones para conectar Xochimilco con Iztacalco por medio del Paseo de la Viga.
Después de la Revolución Mexicana, el nuevo gobierno identificó el potencial turístico de Xochimilco y comenzó la construcción de sus embarcaderos y un programa de reforestación en el bosque de Nativitas. Finalmente, en la década de los 70´s, la construcción de grandes avenidas como el Anillo Periférico y División del Norte inició un nueva era de conectividad entre Xochimilco y el resto de la Ciudad de México.
¿Qué ver?
Centro Histórico
Un buen punto de partida para explorar el centro es el Templo Mayor, considerado por los aztecas como el centro de universo. A un costado se encuentra la Catedral Metropolitana, una de las máximas expresiones del sincretismo en Latinoamérica.
Después hay que seguir hacia el Zócalo —cuyo nombre oficial es Plaza de la Constitución— y visitar el Palacio Nacional —adornado con murales de Diego Rivera—, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento y la Asamblea Legislativa, donde aún se llevan a cabo las actividades gubernamentales.
En cuanto a los templos hay que marcar en el mapa San Hipólito y San Fernando, y si se trata de palacios está el Palacio de Minería, el Palacio Postal, el Palacio de Medicina y, por supuesto, el Palacio de Bellas Artes.
Justo a un costado de Bellas Artes está la Alameda Central, donde igual hay clases de danzón que jóvenes en patineta o parejas platicando en las banquitas. A pocos metros se alza la Torre Latinoamericana, uno de los grandes ejemplos de arquitectura contemporánea en el Centro Histórico.
Más allá de los lugares concretos, en el Centro Histórico hay suficiente que ver con tan sólo pasear por sus calles —vendedores ambulantes, turistas colapsados por tanto estímulo audiovisual, botargas, organilleros …—, y la favorita de los peatones es Francisco I. Madero. En sus 700 metros de longitud se alzan importantes edificaciones, como la Casa de los Azulejos —que antes de ser un Sanborns fue la sede del Jockey Club de México— y el antiguo Palacio de Iturbide, hoy Palacio de Cultura Citibanamex.
Los museos del Centro Histórico merecen toda una visita aparte y es casi imposible recorrer todos en un día. Destaca el Museo Nacional de Arte —y su gran acervo de arte mexicano—, el Museo del Estanquillo —con más de 20,000 objetos de la colección de Carlos Monsiváis—, el Museo Mexicano del Diseño —construido sobre los cimientos de un antiguo palacio y una pirámide— y el Museo Franz Mayer, que siempre tiene grandes exposiciones y uno de los jardines centrales más bonitos de la ciudad.
Otros atractivos del Centro Histórico: el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, el Antiguo Colegio de San Ildefonso y la Iglesia de Santo Domingo.
Xochimilco
Xochimilco cuenta con 10 embarcaderos —siendo Cuemanco y Nuevo Nativitas los más populares—, puntos de partida para los paseos en trajineras, donde nunca faltan las cervezas, los antojos, la música y los momentos chuscos. Todo esto en medio de un escenario natural que, a pesar del paso de los años, sigue siendo impresionante.
Xochimilco es famoso por su diversidad botánica, y los entusiastas de las flores y plantas deben visitar sus invernaderos o cualquiera de sus cuatro mercados especializados: Madre Selva, Cuemanco, Palacio de la Flor y San Luis Tlaxialtemalco.
Los entusiastas del ciclismo también deben tener en el radar a la Pista Olímpica de Remo y Canotaje Virgilio Uribe, que tiene un circuito de cinco kilómetros, ideal para correr y rodar a pocos metros del agua. Muy cerca de ahí está el Centro Deportivo Xochimilco, que también tiene un circuito chiquito, pero efectivo.
Dos paradas culturales imperdibles: el templo de San Bernardino y el Museo Dolores Olmedo.
Cómo llegar
El Centro Histórico tiene muy buena conectividad con toda la ciudad; por ende, se puede llegar por auto, bicicleta, camión o metro sin mayor problema. En el caso de Xochimilco, se puede llegar por metro hasta Tasqueña y después tomar el tren ligero hasta la estación Xochimilco. Sin embargo, es recomendable llegar en auto si se busca un trayecto directo a los embarcaderos.
Dónde comer
En el Centro Histórico hay que empezar por los clásicos. La Ópera, El Cardenal, Limosneros, Danubio y La Casa de las Sirenas son algunos de los restaurantes que nunca fallan. El Balcón del Zócalo es otro clásico, no tanto por la comida, sino por la vista. En cuanto a las cantinas (y vaya que en el centro hay cantinas), destacan nombres como El Gallo de Oro, Bar Mancera, El Tío Pepe y La Mascota. Si se trata de tacos, levantan la mano Los Cocuyos, Tacos Toluca y Los Especiales.
En el caso de Xochimilco básicamente hay que entregarse al antojo, tanto en los pequeños restaurantes de los embarcaderos como en los puestos flotantes a lo largo de los canales, que venden desde elotes y quesadillas hasta tacos y micheladas. También hay opción de pedir un menú más completo a bordo de las trajineras.
Dónde dormir
Círculo Mexicano $$$
La propiedad más reciente de Grupo Habita se ubica justo frente a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Despertar a tan sólo una cuadra del zócalo del Centro Histórico permite explorarlo con calma y desde muy temprano. No hay que perder la oportunidad de pedir un trago en la terraza y disfrutar la vista.
Downtown México $$$
Situado sobre Isabel La Católica, frente al Casino Español y a pocos pasos del Museo del Estanquillo, es otro de los hoteles favoritos en el centro. Además, en los primeros niveles de este edificio del siglo XVII, se pueden encontrar distintas tiendas y restaurantes, entre ellos el Azul Histórico.
$ menos de 1000 MXN
$$ 1000-2000 MXN
$$$ 2000-5000 MXN
$$$$ Más de 5000 MXN
Leer más
Eduardo Matos Moctezuma, Vicente Quiriarte y Ángeles González Gamio, 1554 México 2012, México, Joaquín Mortiz, 2012.
Miguel León Portilla, Visión de los vencidos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1959.
Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Madrid, Alianza Editorial, 2016 (publicado originalmente en 1632).
Víctor Hugo Aguilar Morales, Sazones y andanzas por el Centro Histórico de la Ciudad de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2012.
Araceli Peralta, Xochimilco y su patrimonio cultural. Memoria viva de un pueblo lacustre, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia – Conaculta, 2012.
Carlos Monsiváis, Los rituales del caos, México, Ediciones Era, 1995.
¿Sabías que…?
En 1629, la Tromba de San Mateo azotó a la ciudad durante más de 30 horas, provocando la peor inundación en su historia. Según la leyenda urbana, la escultura de piedra —en forma de cabeza de león— que se alza en la esquina de Madero y Motolinia, fue colocada allí para marcar el escandaloso nivel que alcanzó el agua al terminar la tormenta.