Baja California Sur, México

El único cactus del mundo que camina (y es endémico de México)

Una planta recubierta de espinas que nunca muere en donde floreció y que durante su larga vida recorre el suelo árido y seco de la Península de Baja California.

POR: Paola Gerez Levy

Razones para visitar un destino hay de sobra. Alguien puede preferir la comida, otro la oferta cultural o los paisajes naturales. En el caso de Bahía Magdalena, Baja California Sur, además de la llegada de las ballenas grises, un incentivo para viajar es la presencia de la chirinola. Esta palabra curiosa hace referencia a la única especie cactácea del planeta que es capaz de desplazarse por un terreno.

Esta planta –pariente de la pitaya– crece solamente en los suelos áridos que están en las inmediaciones de Bahía Magdalena. La chirinola es una de las 100 especies de cactáceas endémicas de la Península de Baja California y una de las 700 que crecen a lo largo y ancho del país.

Foto: CONAFOR

Chirinola, el cactus oruga

No es casualidad que el nombre científico de la chirinola sea Strenocenus Eruca, eruca refiriéndose a la palabra en latín oruga. Pero además de su topónimo, esta especie vegetal puede llegar a vivir hasta 100 años y muere en un sitio diferente del que florece, una característica que ha maravillado a biólogos de todo el planeta.

Foto: CONAFOR

¿Cómo se mueven las chirinolas?

Estos cactus se alimentan y consiguen energía no del suelo, sino de ellos mismos. Para conseguir eso, la planta muere de un lado y esa materia orgánica nutre a pequeñas raíces que le permiten a su otro lado sobrevivir; este fenómeno –basado absolutamente en el movimiento– es lo que ocasiona que se desplace. Una chirinola puede avanzar entre cinco y diez metros en su lapso de vida.

Además, la parte viva de la planta puede llegar a medir hasta tres metros y mide entre cuatro y ocho cm de diámetro. En el exterior está recubierta de espinas gruesas y largas de color platinado que protegen al trozo en descomposición para que no se lo coman otras especies. Por otro lado, el extremo viviente se eleva del suelo y parece que emula el movimiento de una oruga.

Por su parte, como el desierto es un entorno hostil, las chirinolas florean raramente, y cuando lo hacen, hacen brotar una flor de tonalidades crema que únicamente vive por una noche, según atestiguan los pescadores de la zona. Tampoco existe un registro fotográfico oficial de dicha floración, pues es muy difícil lograr monitorearla. Asimismo, este cactus da un fruto de color rojo intenso similar a una tuna, pero de forma esférica y lleno brotes de espinas largas y delgadas.

Chirinolas en 1902. Foto: Internet Archive Book Images / Flickr

Una planta listada en el mercado negro

Ser especial en el reino vegetal puede traer graves consecuencias. La extravagancia de la chirinola ha ocasionado que muchas personas las cosechen ilegalmente. El investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, Alfredo Beltrán Morales, dijo a la agencia EFE que estas cactáceas se han llegado a cotizar en cuatro o cinco mil dólares y se han exportado en especial para coleccionistas en Europa.

Esta deforestación ha provocado que la chirinola ahora se considere como una especie amenazada no solo en México, sino también para la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN).

Foto: CONAFOR

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Foto de portada: CONAFOR

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