América y Caribe, Estado de México

Acrópolis, un templo del olvido en el Estado de México

¿Cuántos años más existirá esta construcción en las colinas de Lomas Verdes?

POR: Paola Gerez Levy

¿Qué pasará cuando los humanos se extingan de la Tierra? Aunque esta pregunta parezca imposible de contestar, los viajes y el tiempo nos han mostrado algunas posibilidades para responderla. Hablamos de escenarios postapocalípticos y reales en los que podemos apreciar de cerca lo que el abandono le hace a la arquitectura; ese momento en el que la naturaleza se apodera de las construcciones. Hablamos de una multitud de sitios que conservan entre sus muros el olvido y la eternidad. Lugares tan desolados como la isla japonesa de Hashima (abandonada en 1974). 

En los últimos años estos espacios han conquistado a un tipo de turistas. Viajeros que buscan ver lo que pocos ven. En México hay una gran variedad de edificaciones abandonadas, sin embargo, hay una que destaca por el dramatismo de los años tatuados en su estructura. Se trata de Acrópolis; un predio en ruinas que en otros tiempos fue un centro comercial. Su nombre viene del griego y se traduce  como la parte alta de una ciudad. 

Esta antigua plaza comercial se ubica en la parte más elevada de Lomas Verdes, una colonia que forma parte de la zona metropolitana de la capital. Está esquinada entre las calles de Paseo de las Naciones y  de Alexander von Humboldt, ahí en medio de un terreno baldío. Su construcción intentó imitar al Partenón de la antigua Atenas y por eso su entrada conserva hoy en día enormes columnas blancas que sostienen una estructura triangular. 

En los frontones todavía se puede leer Ciudad Comercial Acrópolis. Esta plaza se inauguró en 1990 para ser un extenso bazar de dos pisos donde se vendía de  todo. En esa década los visitantes podían recorrer cerca de 500 locales comerciales en los que había ropa, zapatos, CDs y juguetes. Sin embargo, la mayor atracción de la plaza era un tragaluz en forma de estrella de ocho picos que dejaba pasar el sol de una forma particular. La estrafalaria figura ha envejecido con dignidad y hoy en día se refleja en los charcos de agua que habitan el predio. Es tan rara que fotógrafos de todo el mundo se han dado a la tarea de capturarla.

De apogeo económico al abandono

La popularidad del centro comercial Acrópolis sólo duró cuatro años. Un buen día sus puertas se cerraron para siempre y no se dio ninguna explicación al respecto. Algunos sospechan que se trataba de un negocio de lavado de dinero, otros opinan que tras la implementación del Tratado de Libre Comercio de 1994 no pudo aguantar la presión de las nuevas tendencias comerciales.

Lo que resultó de este proyecto fue una construcción fantasmal y silenciosa donde, en vez de tiendas, hay techos caídos, pasillos infestados de vegetación y paredes cubiertas de grafitis  de colores. Los días de lluvia son especialmente cautivadores, pues los pasillos se inundan y reflejan una luz tenebrosa.

Aunque Acrópolis parezca un inmueble abandonado más de la metrópoli, en realidad guarda una atmósfera melancólica que se ha convertido en una obra de arte. Un simulador de lo que va a pasar cuando los humanos se extingan.

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