Un paraíso de los libros en Buenos Aires

En Buenos Aires, en el número 1860 del Avenida Santa Fe, hay un sitio único en el mundo. Lo que en algún momento fue un majestuoso teatro, ahora es una librería impresionante; un auténtico paraíso para los tantos entusiastas de los libros que hay en el planeta.ires

Se trata del Ateneo; un espacio que crea una simbiosis entre la arquitectura del principios del siglo XX y los destellos de una auténtica librería del siglo XXI. Entre sus palcos, su techo en forma de cúpula ; las personas que diariamente la visitan pueden darle un nuevo significado a las letras y quizá por eso, este establecimiento es una parada necesaria cuando uno viaja a la capital argentina.

De hecho, su belleza y su importancia han hecho que diferentes publicaciones la consideren en las listas de las librerías más importantes del planeta. En 2008, el diario inglés The Guardian la colocó como la segunda tienda de libros más bella del mundo, y recientemente National Geographic la puso en primer lugar en la misma categoría.

De importante teatro a sorprendente librería

Este recinto fue construido en 1917 y desde sus inicios ha sido un importante espacio cultural de Baires. En un principio fue un teatro en el que se presentaban óperas, conciertos de ballet y funciones de tango. Más adelante este espacio escénico se convirtió en un cine y fue ahí donde los porteños pudieron ver las primeras películas sonoras del país sudamericano.

Fue en el año 2000 que una cadena de librerías adquirió este establecimiento para transformarlo en el Ateneo Grand Splendid. Y tras una extenuaste renovación del viejo edificio (en la que se buscó preservar lo más posible de la estructura original) este lugar se convirtió en un espacio dedicado a la lectura.

Dentro del recinto

Gracias a lo anterior, al entrar al lugar se pueden apreciar los frescos en la cúpula  kintactos, los barandales originales, así como el telón de terciopelo rojo al borde de un escenario que ahora es el café y bar del lugar. También se pueden observar que los palcos y las butacas mantienen su esencia, pero ahora en vez de sillas contienen estantes llenos de libros.

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