Cada viajero tiene su asiento favorito, aunque cada uno tiene sus propias ventajas. Estar dentro de un avión no nos deja muchas opciones para pasar el tiempo que no sean el sueño, la pantalla chica o la comida, pero los afortunados con un lugar en la ventana pueden preferir mirar hacia el vacío por el que se desliza la aeronave.
De repente, las nubes, los rayos del sol o los colores de la noche crean espectáculos naturales que difícilmente pasan desapercibidos; ¿quién no ha intentado capturar dichas escenas en una fotografía? Los pilotos de los aviones no solo se unen a esta dinámica, sino que además cuentan con la mejor vista para jugar con sus cámaras.
Descubrir el mundo mediante la fotografía aérea
Dos fotos de pilotos que han trascendido son las del ecuatoriano Santiago Borja y las del danés Christiaan van Heijst. A una altitud que ronda los diez mil metros, estos comandantes pasan sus horas de descanso durante los vuelos largos para cazar las mejores escenas.
Para lograrlo pueden echar mano de las condiciones de la cabina. Este espacio tiene ventanas en tres de de sus cuatro lados y el material del que están fabricadas es de mejor calidad que las del cuerpo del avión. Lo anterior disminuye la intensidad de ese reflejo de las luces interiores que ocasionalmente arruina las fotos de los pasajeros.
Borja y Van Heijst se han convertido de una referencia en cuanto a la fotografía aérea, pues han atravesado tormentas, auroras boreales y cielos despejados tapizados de estrellas que nos muestran todo lo que sucede en la atmósfera terrestre. Estas son algunos de los efímeros paisajes que han logrado capturar en una imagen:
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