La oficina nómada
Para muchos, ser nómada digital y trabajar desde casa nunca había sido tan sencillo. La pandemia está diluyendo los límites entre los viajes y la vida cotidiana, entre vacaciones y trabajo, entre la oficina y el hotel.
POR: Diego Parás
En septiembre de este año, el CEO de Airbnb, Brian Cheskey, dijo en entrevista con The New York Times: “La línea entre viajar y vivir es cada vez más borrosa. Antes de la pandemia, vivías en algún lugar unas 50 semanas al año y, si eras afortunado, te ibas de vacaciones una o dos veces. Hoy, la pandemia está cambiando la forma en que la gente quiere trabajar, viajar y vivir. La gente quiere vivir en cualquier lugar”. Meses después del primer día de encierro y del trabajo a distancia, sabemos muy bien que es posible trabajar fuera de la oficina, pero, ¿se puede llevar más lejos? ¿Trabajar fuera de casa, fuera del país?
Trabajo remoto, lejos de casa
El encierro ha disparado las ilusiones del trabajo remoto, pero lejos también de casa. En una encuesta realizada por Booking.com a más de 20,000 clientes de 28 países que han viajado en los últimos 12 meses, y que planean hacerlo en el siguiente año, 37% de los encuestados a escala global respondió que ha considerado trabajar de forma remota desde un destino diferente”, mientras que en México el porcentaje sube a 54, en el tercer lugar en la lista.
El término nómada digital apareció por primera vez en 1997, en el libro Digital Nomad, en el que Tsugio Makimoto argumentaba que la tecnología podría permitir trabajar en cualquier lugar y que, de una u otra manera, regresaríamos a los hábitos nómadas de nuestros antepasados. Lo que Makimoto no contempló fue la falta de movilidad internacional que podría ocasionar una pandemia como la del coronavirus. Mientras la industria del turismo se recupera poco a poco, cada país ha tenido una respuesta distinta ante la inminente entrada de extranjeros a sus tierras. Para algunos representan una amenaza; para otros, una oportunidad. Países como Barbados, Estonia y Emiratos Árabes Unidos, entre muchos otros, abrieron sus fronteras a quienes pudieran trabajar a distancia con visados especiales de hasta un año.
“La línea entre viajar y vivir es cada vez más borrosa.” Brian Cheskey, CEO de Airbnb
Bienvenidos al paraíso del trabajo remoto
“Reconocemos que más personas están trabajando de forma remota, a veces en condiciones muy estresantes, con pocas opciones de vacaciones”, dice la carta de bienvenida a los turistas interesados en vivir en Barbados firmada por Mia Amor Mottley, primera ministra de la isla caribeña, en la página oficial de su visa “Welcome stamp, work from paradise”, que permite a viajeros internacionales pasar un año en el país: “Si está pensando en alejarse de los centros urbanos densamente poblados, quiere escapar de un clima implacable, está interesado en ver una nueva cultura o simplemente quiere un cambio de escenario para su oficina en casa, Barbados le permite llevar una vida saludable y segura al aire libre”.
La idea se vende sola: dejarlo todo para ir a trabajar en la playa, con el sueldo de una ciudad cosmopolita. Para lograrlo, hay que hacer un pago de 2,000 dólares por la visa, de mostrar tener un trabajo fuera de la isla que aporte más de 50,000 dólares al año, hacerse una prueba de COVID-19 al llegar y pasar por un aislamiento de 48 horas.
De ahora en adelante, un viaje en familia o por gusto no siempre va a significar una vacación.
Vacaciones con escuela incluida
Si un año parece demasiado tiempo, en México hay un destino que se perfila como un gran lugar para trabajar por las mañanas y descansar en la playa por las tardes: Punta Mita. El hotel Four Seasons cuenta con un esquema especial para quienes viajan en familia llamado Schoolcation, en el que se les da asesoría directa en temas de tecnología a los niños, la posibilidad de tener un study buddy (maestros particulares que pueden ayudar con las tareas) y clases de arte, cultura, historia y deportes después del horario escolar, para fomentar el aprendizaje educativo por medio de los viajes. Por su parte, los hoteles Conrad y St. Regis ofrecen espacios especialmente diseñados para quienes necesiten hacer videollamadas, escritorios en los que se puede trabajar sin distracciones, descuentos especiales para estancias de más de cinco noches y —muy importante— wifi de alta velocidad.
De ahora en adelante, un viaje en familia o por gusto no siempre va a significar una vacación. El panorama de poder llevar el trabajo a donde sea gracias a la tecnología, sumado al orden mundial previsto para el siguiente año, se presenta como suelo fértil en el que la dificultad más grande para llevar una vida nómada será la de encontrar destinos con husos horarios similares al de la oficina.
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