La Ciudad de México se encuentra en el punto exacto desde el cual salir de la rutina para entrar en modo descanso resulta muy fácil. Estas son algunas ideas.
Tepoztlán
Bohemio y lleno de propuestas enfocadas al bienestar, en este pueblo mágico a apenas hora media de la CDMX lo ideal es aprovechar los días para gozar del sol, hacer caminatas y descansar en uno de sus hoteles boutique. La opción de rentar una casa también siempre funciona.
Comer
Ritual Cocina de Hogar es la prueba de que se puede comer saludable y delicioso. Una carta breve pero consistente y opciones veganas que se le antojarán hasta al más carnívoro. Prueba los hotcakes de cacao o el smoothie bowl (una bomba de nutrientes) en el desayuno, la lasaña de plátano a la boloñesa o la torta ahogada para la comida. Si buscas un sabor casero, debes visitar Mesa de Origen, la apuesta culinaria del hotel Amomoxtli. Aquí los ganadores son el elote tepozteco, asado con mayonesa de chapulín y queso de cincho rallado, las quesadillas del mercado (de huitlacoche con huesillo o de flor de calabaza con queso de cabra) y la tlaqueteada con plátano macho y semillas.
Hacer
Comienza el día con una caminata hacia la Pirámide del Tepozteco –dedicada al dios azteca del pulque–. Son aproximadamente dos kilómetros de recorrido. Desde arriba tendrás una vista inigualable. Puedes refrescarte en el descenso con una de las clásicas Tepoznieves y seguir tu recorrido por el centro: nada más tentador que la oferta de artesanías que encontrarás aquí.
Recientemente, el ex convento (del siglo XVI) que forma parte de la Ruta de los Conventos, sufrió algunos daños por el temporal, pero su Museo (de la Natividad) merece una visita por su historia y muestras temporales. Una opción sumamente recomendable es visitar el Margarita Concept Garden, una antigua casona de los años 30 que alberga un hermoso jardín donde además puedes pasar el rato con un trago.
Dormir
Tepoztlán tiene opciones para todos los gustos y presupuestos, desde lo hippie chic a lo chic a secas, como Amomoxtli. Escondido entre callejuelas empedradas y resguardado por cazahuates, cacaloxóchitls (o flores de mayo), tabachines y pochotes, este hotel y spa a orillas del Tepozteco transforma el lujo en serenidad.
El Hotel Boutique Casa Fernanda cuenta con apenas 14 habitaciones diseñadas con un estilo contemporáneo y minimalista. Su spa, Toci, enfocado a la sanción emocional y física, ofrece tratamientos personalizados según la necesidad del huésped.
Malinalco
Entre montañas, calles empedradas y antiguas fachadas, Malinalco –cuyo nombre significa lugar donde se adora a la flor del malinalli– te permite gozar de la vida de pueblo y la naturaleza con más privacidad.
Comer
Ya un clásico del pueblo, La casa de Valentina es el sitio perfecto para una comida exquisita y una larga sobremesa: desde el róbalo al pistache hasta el wrap del huerto (una mezcla de vegetales con queso de cabra y parmesano), su oferta diversa y deliciosa de pastas o una hamburguesa, querrás probarlo todo.
Para gozar el atardecer nada como la terraza de Maruca, un restaurante que apuesta fuerte por los ingredientes locales y lo artesanal: los antojitos como la torta Guacamaya (de chicharrón) y los platos de la parrilla, como el costillar de cerdo carnes asadas, son algunas de las muchas opciones tentadoras de su carta.
Rancho Seco es un lugar sencillo donde todos tus antojos se sentirán felizmente realizados: el sábado hay barbacoa de borrego al horno con salsa morita y su carta siempre tiene espacio para una exquisita nieve digna de Malinalco.
Hacer
Además de visitar el ex convento Agustino de la Transformación, en cuyo patio central relucen frescos del siglo XVI, lo ideal es hacer un tour artesanal por la a tienda de rebozos El Xoxopastli (Guerrero 4) y visitar su taller, donde verás cómo se tejen piezas con cuatro mil 800 hilos de algodón y se tiñen con tintas naturales. Por supuesto, no puede faltar el hiking en este destino que parece creado para recorrerlo a pie, empezando con el ascenso al “cerro de los ídolos”, cuatrocientos escalones te llevan a la zona arqueológica de Malinalco.
Dormir
Casa Alamillo es literlmente una casona de apenas cuatro habitaciones para los afortunados huéspedes que logren conseguir espacio, y donde puedes perderte en la contemplación desde su jardín orgánico, disfrutar el silencio en la biblioteca o darte un chapuzón en su alberca.
Otra alternativa es Casa Limón, un pequeño hotel rodeado de vegetación, con una vista privilegiada a los cerros y espacios de estilo contemporáneo. Las habitaciones están distribuidas a lo largo de la propiedad como pequeñas casitas.
Valle de Bravo
Uno de los destinos de fin de semana favoritos de los capitalinos, con lo mejor de todos los mundos: el espíritu pacífico y calmo de un pueblito de calles empedradas y fachadas blancas, con la adrenalina de los deportes al aire libre, la posibilidad de navegar en el lago y una oferta cultural y gastronómica única.
Comer
Garden de Walo es un rinconcito donde tomar un café o disfrutar un platillo en un ambiente relajado. Mica (hija de la chef Mónica Patiño) y Lalo, además de cultivar y mantener un jardín y huerto orgánico como proyecto agroecológico, ofrecen una carta sencilla de sabores exquisitos, ideal para el desayuno. En Trattoria Toscana podrás saciar el antojo por la pizza con una de las mejores de Valle. También son imperdibles las pastas hechas al momento con ingredientes de la región. Si estás dispuesto a tomar el coche, vale la pena recorrer 16 minutos de carretera para probar la barbacoa de Don Manuel, en Amanalco.
Hacer
Caminar y caminar, Valle está lleno de recorridos en los que vale la pena internarse, empezando por el Parque Estatal Monte Alto, por la rivera Del Río Acatitlán o en el Santuario de la Mariposa Monarca durante la temporada de migración (entre noviembre y marzo). Se encuentra en Piedra Herrada, a 20 kilómetros del pueblo. Por supuesto, siempre habrá la opción de pasear en velero o lancha por el lago y, para los más aventurados, probar un vuelo en ala delta o parapente. Una opción menos temeraria es Temoaya (a una hora de Valle en coche), un municipio principalmente otomí, famoso por la elaboración de tapetes de lana.
Dormir
Rodavento es la propiedad de los sueños para aquellos visitantes que lo quieren todo: cuenta con varias habitaciones y lofts distribuidos a través del bosque, unos elevados entre la maleza, otros con cálidos techos de madera y acompañados de diversas amenidades. Ya sea que te hospedes en el Hotel o en Casa Rodavento (premiado como el mejor hotel boutique de México), no puedes dejar pasar la oportunidad de probar sus tratamientos de spa.
Ubicado a la orilla del lago, El Santuario Resort es una propuesta relajada y refrescante para quienes buscan desconexión (casi) total del mundo. Calificado durante largos años como el mejor hotel de Valle, aquí no sólo podrás gozar de un merecido descanso sino también programar salidas en velero o visitas al campo de golf.