De México para el mundo: la historia del chocolate
Aunque el cacao no es exclusivo de México, fueron los olmecas los que pudieron domesticar la planta
POR: Frida
Las Meninas de Diego Velázquez es una de las pinturas más enigmáticas de todos los tiempos. El espejo con el reflejo del rey Felipe IV y la reina, el personaje desconocido en la puerta o el misterio de lo que estaba pintando el artista en el lienzo que aparece en el cuadro. No importa desde dónde se observe, en este fascinante cuadro siempre podremos encontrar detalles interesantes como el caso de un pequeño objeto mexicano.
Un jarrito de tlaquepaque es lo que una de las damas de compañía le ofrece a la pequeña infanta Margarita de Austria de seis años, quien acepta el recipiente de barro sin quitar la mirada al espectador. ¿Qué era lo que contenía? Podría tratarse sólo de agua, pero el origen de esta vasija nos hace pensar que bien podría ser la bebida de origen mexicano que en esa época estaba causando furor en la corte española. Así es, hablamos del chocolate.
El chocolate en el México Prehispánico
Ese brebaje que proviene del cacao; una planta difícil de cultivar ya que por sus grandes requerimientos de agua no crece fuera de la franja entre los 20 grados de latitudes Norte y Sur, en específico en la cuenca del Amazonas, y hasta América central. Así que si bien la materia prima no es originaria de México, fue en el sur de este país donde los olmecas lograron domesticar sus plantaciones.
Aunque esta cultura implementó su uso en el resto de mesoamérica, es a los mayas a quienes se les da el crédito por las primeras referencias de la historia a su consumo, la cuales están plasmadas en el Códice de Madrid. También fueron ellos los que crearon la bebida exclusiva para la nobleza, que consistía en cacao triturado con agua fría y aderezado con vainilla, chile, achiote.
Además, los mayas comercializaron la semilla del cacao con otras culturas como la azteca, quienes utilizaban esta planta como moneda. Respecto a esto, los españoles al llegar al imperio realizaron distintas tablas de equivalencia, lo que nos permite determinar cosas como que una liebre costaba lo mismo que los servicios de una prostituta.
Para los aztecas, las semillas de las que obtenían el chocolate eran un regalo del dios Quetzalcoatl, dios de la sabiduría. Por eso, aunque el cacao era tan cotidiano en el trueque, la bebida que producía estaba reservada sólo para rituales, eventos especiales y para la clase privilegiada a la que pertenecían los clérigos y emperadores. Se dice que fue el propio Moctezuma quién ofreció este brebaje a Hernán Cortés cuando llegó a Tenochtitlán.
Sin embargo, el sabor picante y amargo de este chocolate no convenció a los españoles por lo que terminaron por cambiar la receta. Después de beberse frío y sin azúcar, se tomó caliente y endulzado con azúcar, canela, clavo, anís y pimienta negra molida. Y fue Fray Jerónimo de Aguilar quien llevó el cacao y esta nueva bebida al antiguo continente.
Una bebida para la corte
Este brebaje se convirtió en el primer alimento americano aceptado en el viejo mundo, no sólo por su indescriptible sabor, también por sus propiedades que benefician a la salud, en especial como antidepresivo. En sus inicios el cacao era un producto para religiosos y la corte española y portuguesa, en especial para las mujeres.
Poco a poco el chocolate empezó a ganar un lugar más importante en la mesa de las clases altas de Europa y formó parte del ritual con el que los nobles recibían a sus visitas. Solía acompañarse de bizcochos y otros dulces para mojar. Durante el invierno, se tomaba junto al fuego, mientras que en temporada de calor lo mejor era servirlo junto a un vaso de helado.
El chocolate se expandió fuera de la Península Ibérica gracias a los jesuitas y las reinas Ana y María Teresa de Austria, quienes lo introdujeron a Francia. Pero no fue hasta la Revolución Industrial y sus inventos tecnológicos que se logró abaratar el proceso de fabricación del chocolate. También fue en esta época que surgió el cacao en polvo, el chocolate para comer en forma de golosinas o bombones, y varias de las grandes marcas chocolateras que existen hasta la fecha.
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