Estos son los dos destinos en mi bucket list de 2022

Brasil: un verano diferente 

Un vuelo redondo por seis mil pesos es razón suficiente para decidir un destino. Si además hay sol, playa y caipirinhas, el asunto se reduce a cerrar una fecha. La buena noticia es que no es una situación hipotética, desde hace algunas semanas los vuelos a Río de Janeiro desde Ciudad de México rondan los 300 dólares (la clave es volar vía Bogotá, con Avianca). Con un aéreo a ese precio, sobra presupuesto incluso para volar a otro destino dentro de Brasil (¿conocer las Cataratas de Iguazú?, ¿tour de arquitectura en Brasilia?, ¿escapada a las playas del Nordeste?)

Hay otra buena razón para visitar Brasil este 2022 y es que a diferencia de lo que sucedía hasta hace algunos años, la economía local pasa por momentos complicados y los pesos mexicanos rinden por primera vez en mucho tiempo. Es cierto también que la situación política es complicada y de hecho, el 2022 podría ser también el año del regreso de Lula.

Para ver en Río: lo clásico es descubrir la ciudad a través de su geografía, incluidas sus famosas playas. De Ipanema a Copacabana y de ahí Leblón, el Polanco carioca que es perfecto para buscarse un Airbnb. Del Jardín Botánico al Cristo Redentor y Santa Teresa, el barrio bohemio. Para ir reservando con tiempo, una mesa en Sud, de Roberta Sudbrack. Otra recomendación, hacer alguna caminata de naturaleza en los alrededores de la ciudad.

Para explorar: poco menos de 2 horas separan a Río de Mangaratiba, desde donde salen los ferrys a Ilha Grande, una isla tropical llena de barquitos y veleros, playas desiertas y senderos que cruzan por la pequeña selva local. El tip es alojarse con locales en un barco y entregarse a la vida en altamar. Los chicos de El Barco Amarillo alquilan espacio y además ofrecen clases de vela.

Para ir más lejos: con semejante tamaño, los vuelos internos en Brasil suelen ser frecuentes y económicos. Los puentes aéreos más comunes conectan Río con São Paulo​ (Congonhas y Guarulhos) y Brasilia. La primera es una metrópoli que no para: llena de cosas para ver, hacer y comer. La segunda, a pesar de ser la capital, es mucho más tranquila y es ideal para los que gustan de la arquitectura pues es un museo al aire libre de la obra de Niemeyer.

Regresar a Japón

Hace casi dos años que Japón cerró sus fronteras, y desde entonces nos la pasamos contando los días para volver. Definitivamente el 2022 es el año para regresar a 日本 y no se trata nada más de un capricho, hay razones muy específicas para elegir este destinos en 2022.

La pandemia obligó a Japón a cerrar sus fronteras y también provocó primero posponer las Olimpiadas y segundo, celebrarlas a puerta cerrada. Para inicios del 2020 Japón tenía en puerta cientos de proyectos de turismo que esperaba estrenar en el verano. Y hasta el día de hoy,  ningún viajero ha podido disfrutarlo. Esa es la razón principal para volver en cuanto se pueda.

Para ver en Tokio: solamente algunos miembros de la prensa local tuvieron la fortuna de ver terminadas las sedes olímpicas así que el tour de Tokio debería comenzar exactamente en Estado Nacional de Japón cuya polémica renovación estuvo primero a cargo de Zaha Hadid y luego fue retomada por el maravilloso combo de Kengo Kuma y Toyo Ito. Después hay que seguir al Gimnasio Nacional de Tokio, obra de Kenzo Tangue que fue renovada para los juegos.

Para explorar: en octubre de 2021 abrió sus puertas la Biblioteca Haruki Murakami, dentro del complejo de la Universidad de Waseda, en Tokio. Además de albergar la obra del famoso autor japonés, el espacio que estuvo a cargo de Kengo Kuma funciona como espacio de estudio abierto al público, con grandes estanterías de madera y una hermosa escalinata que funciona también como gradas. Las reservas se hacen a través de la página de la universidad.

Para ir más lejos: De entre las estrellas que habría que ver están el nuevo Ritz Carlton Nikko. Ubicado a las orillas del lago Chuzenji y con unas hermosas vistas del monte Nantai, el hotel ofrece una combinación entre espacios modernos y tradiciones japonesas como un onsen y una experiencia de gastronomía kaiseki. Pero lo más importante aqui es asomarse al espectacular mausoleo Shinto Toshogu. El tren toma poco menos de dos horas, desde la estación de Kitasenju, en Tokio.