En la región de los Altos de Chiapas, entre casitas de colores, calles empedradas y nubes tan bajas que casi se pueden tocar se encuentra San Cristóbal de las Casas. Aunque ahora este pueblo se ha convertido en una ciudad, su pequeño centro mantiene la esencia rústica y colonial de otras épocas. Ahí, justo a dos cuadras de la catedral uno se topa con Sombra del Agua, un hotel histórico y lleno de arte que rinde un homenaje a los versos del chiapaneco Jaime Sabines:
Es la sombra del agua
y el eco de un suspiro,
rastro de una mirada,
memoria de una ausencia,
desnudo de mujer detrás de un vidrio.
Este lugar comenzó a operar como una hacienda a principios del siglo XX, y en 1907 se adaptó para poder brindar distintos tipos de alojamiento. Como tal, Sombra del Agua abrió en 2017 tras una minuciosa remodelación que implicó dotarla de detalles y decoración contemporánea (a cargo del estudio La Metropolitana) y a la vez conservar la estructura antigua. Un elemento decorativo que destaca son las curiosas macetas en forma de caras (de todos los tamaños) que fueron fabricadas por la comunidad de Amatenango del Valle.
El hotel cuenta con 78 habitaciones, cuyas puertas negras contrastan con las paredes blancas del edificio de tres pisos. 53 de ellas son cuartos dobles, pues un objetivo primordial de este alojamiento es recibir a familias. Todas las piezas son del mismo tamaño y se distribuyen en dos pabellones. Dentro de los espacios se pueden apreciar objetos textiles hechos en Chiapas; desde ls cortinas de tejido grueso, los pies de cama hasta las fundas de los cojines.
Sombra del Agua tiene el restaurante El Romerillo, que ofrece comida mexicana y regional en modo de buffet, y El Secreto, que está cruzando la calle, donde el chef Jorge Gordillo prepara platillos gourmet de recetas chiapanecas. Por otro lado está el bar Poxná, un sitio donde se puede pedir platos sencillos y una gran variedad de tragos clásicos.
Una habitación
La habitación doble es la más cotizada del hotel, pues es ideal para familias y grupos numerosos. Sin embargo, solo tres de ellas cuentan con un balcón con vista al jardín central y con un enorme tragaluz gracias al que reciben una iluminación natural única.
Espacio público
El Pasillo de las Velas colgantes es uno de los tantos espacios decorados con largos tubos de cera, color ocre que penden del techo. Obra de la artista Margarita Cantú, estos objetos fueron inspirados en la cosmovisión de los mayas tzotziles.
Detalle
La mayoría de los objetos de decoración que hay en los cuartos se encuentra a la venta y se pueden llevar a casa. Por ejemplo los tapetes de fibras naturales, los espejos redondos, las velas cuadradas o los vasitos mezcaleros de barro.
Personaje clave
El novelista alemán B. Traven era un visitante recurrente de San Cristóbal de las Casas y del hotel (inicialmente llamado El Español). Acudía tan seguido que se le reservaba siempre la misma habitación.Un cuarto en la esquina que tiene acceso directo al patio. Hoy en día, ese cuarto lleva su nombre.
Algo imperdible
Una forma de disfrutar la terraza exterior es recostarse en las hamacas que cuelgan entre los troncos que enmarcan el espacio. En el día, el enorme ciprés y los árboles de pera dan sombra, y de noche (cuando no llueve), se prenden fogatas.
Bebida
El pox es un destilado de maíz, muy típico de Chiapas, que tiene un gran valor espiritual para lo locales. En el hotel esta bebida se puede encontrar en su versión natural y también acompañado de infusiones de jamaica, bugambilia o cacao.
Platillo
La pierna de lechón al horno es una especialidad de El Secreto. Esta carne se marina 24 horas antes en una mezcla de jugo de naranja, granos de café, pox y pimienta.
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