Claude Monet es un personaje clave en la historia del arte: sin él no se habría desarrollado la corriente impresionista. De hecho, fue uno de sus cuadros el que puso nombre al movimiento; se trata de Impresión, sol naciente. Gracias a Monet podemos admirar no solo sus obras –como Jardín japonés– sino la de otros contemporáneos como van Gogh o Gauguin.
En 2019, y a 93 años de su muerte, se está preparando la exposición más grande que se haya hecho de la obra de Monet en las últimas dos décadas. Se trata de Claude Monet: The Truth of Nature, la cual se podrá recorrer en el edificio Hamilton del Museo de Arte de Denver –sede única de dicha muestra– del 21 de octubre hasta el 2 de febrero de 2020.
La exhibición reunirá más de 120 obras que se exhibirán de forma cronológica a través de su carrera artística, desde bocetos de sus primeros años hasta sus más grandes obras maestras. Sin embargo, los que destacan son los cuadros de paisajes –en los cuales se puede apreciar que, conforme pasó el tiempo, aparecen menos personas–.
También se incluirán elementos de algunas de sus series más reconocidas como las de almiares, álamos, el puente de Waterloo o los lirios. Por el momento, se sabe que se podrán ver los óleos Bulevar de las Capuchinas, El parque Monceau, Botes de pesca, Camino en los trigales de Pourville y La canoa en el Epte, por mencionar algunos.
Monet, un artista desde la infancia
El pintor, hijo de un mercader, siempre estuvo cerca de la naturaleza; desde la costa de Normandía –cerca de Le Havre– en donde pasó su niñez, hasta los múltiples viajes que hizo por el Mediterráneo, Londres, los Países Bajos y Noruega. Los paisajes marinos y el constante cambio de clima le fueron suficiente para sentir la necesidad de plasmarlo en papel. Gracias a los consejos de una tía artista, se tomó el dibujo tan en serio que dedicó su carrera a su estudio y práctica.
Monet se desvió del camino convencional de los artistas de la época cuando Eugène Boudin le presentó la magia de pintar al aire libre. A partir de ahí, captó con mucha más exactitud los fenómenos de la naturaleza y encontró la manera de inmortalizar las atmósferas, los reflejos del agua y los efectos de la luz a través de sus pinceles.
A finales del siglo XIX, Monet se instaló en Giverny, a las afueras de París, en donde vivió en una casa azul y se ocupó en diseñar y construir cuidadosamente un jardín lleno de árboles, flores y un estanque. Hoy en día forma parte de su legado y es visitado por miles de turistas cada año.
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Foto de portada: “El puente japonés”, 1899.
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