Orquestando viajes: Zúrich

Alondra de la Parra comparte con los lectores su diario de viajes, empezando por Suiza.

27 Nov 2017

Ya había escuchado que Zúrich era una de las ciudades con mayor calidad de vida del planeta, y, como ocurre casi siempre, lo bueno cuesta. Pero es en lugares como éste donde hay que sacar el espíritu aventurero (y ponerse muy preguntona, como yo) para encontrar lugares lindos y a buen precio.

Fue así como llegué a Le Dezaley (Römergasse 7), donde pedí un fondue. Suena a cliché, lo sé, pero es mi comida favorita y no puedo evitar buscarla cuando estoy en este país. Tanto así, que debo recomendar mi segunda opción preferida, el Adler’s Swiss Chuchi (Rosengasse 10), donde hay que pedir una cerveza Ittinger, ¡buenísima! Antes de irte, en ese mismo edificio aprovecha para hacer una visita al restaurante Jules Verne Panoramabar, en el último piso. Mientras disfrutas la espectacular vista de la ciudad, te puedes tomar un café acompañado de un mousse de chocolate con avellanas caramelizadas.

Otro que me encantó fue Contrapunto (éste sí, un poco más caro), un restaurante italiano auténtico donde hay que pedir tagliolini al tartufo, y es que algo que me encanta de Suiza es que puedes encontrarte, en una misma cuadra, con la cultura y gastronomía alemana, italiana y francesa.

Después de estas delicias, ya puedo entrar más en el tema que me concierne, la música clásica. Sobra decir que Zúrich cuenta con una de las mejores orquestas de Europa, la Tonhalle-Orchester Zürich. Su sala, llena de historia, fue inaugurada por Brahms y, desde entonces, siempre tiene una programación estupenda. En este viaje me tocó trabajar con ellos e interpretamos un programa enfocado en la música latinoamericana.

Muy cerca del teatro hay un lugarcito de pizzas llamado Siena, donde los músicos suelen reunirse después de algún concierto. A unos metros está el hermoso lago de Zúrich, con unos lindos senderos para darle la vuelta; verás que en verano nadie desperdicia el solecito.

Y, en cuanto al arte, la visita que no puedes perderte es la galería Roth Bar & Studio. El lugar era parte de la cervecería Löwenbräu, pero ahora durante el día es una sala de exhibiciones, y los fines de semana, por la noche, se convierte en bar, con una curiosa barra hecha de instrumentos musicales reciclados (¡y también hay un piano!).

Mi última recomendación, antes de abandonar Zúrich, es ir por unos chocolates Teuscher: ¡las trufas de champagne y las barras de chocolate oscuro son increíblemente buenas!

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