Viajes

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En 2021, el pasaporte de inmunidad será una herramienta imprescindible para poder avanzar, garantizando la seguridad de los viajeros.

POR: Mario Ballesteros, Diego Parás

Podría parecer que la industria de los viajes se detuvo momentáneamente en 2020, pero no es así. Los avances en tecnología, infraestructura, diseño e investigación en el sector siguen desarrollándose, y serán un factor clave de la recuperación tras la pandemia.

No existiría la industria de los viajes como la conocemos hoy —o por lo menos como la conocimos hasta principios de este año— sin los avances tecnológicos en transporte, servicios y telecomunicaciones que han revolucionado la manera en que nos movemos, nos relacionamos y nos comunicamos en un mundo interconectado. Sin embargo, todo eso que dábamos por hecho puso en entredicho un virus que, en unas cuantas semanas, puso de cabeza ese mundo y nos mandó a todos a nuestras casas en medio de una pandemia global. El entramado tecnológico y de infraestructura que compone el sector turístico —desde los aviones y cruceros hasta los motores de reservaciones, desde los aeropuertos hasta los programas de lealtad— se vio afectado como pocos. Sin embargo, las innovaciones en el sector podrían resultar claves para la reactivación pronta de la industria.

El pasaporte de inmunidad digital

La carrera por encontrar una vacuna contra el COVID tiene su símil en el sector de viajes: la carrera por implementar un “pasaporte de inmunidad”. La idea es relativamente simple: contar con una certificación, actualizada en tiempo real, que permita a los viajeros libres de virus viajar fácilmente y sin riesgo, más allá de las restricciones que pudieran existir en los lugares que visitan. El desarrollo y la implementación de la idea es todo menos simple.

Antonio López de Ávila, experto en innovación en turismo, presidente-consejero delegado de Tourism Data Driven Solutions (TDDS), empresa global de consultoría estratégica en tecnología, innovación y turismo, afirma que “el pasaporte de inmunidad será una herramienta imprescindible para poder avanzar garantizando la seguridad de los viajeros. Una certificación de inmunidad legal y válida, emitida en formato digital por centros homologados, imposible de falsificar… ¡Todo en el wallet de nuestro móvil!”.

La integración de datos biométricos en los documentos básicos de identificación no es una idea nueva. De hecho, forma parte de la información que se incluirá debido a los esfuerzos de digitalización de pasaportes que arrancará la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en 2021. (Entre 2021 y 2024 se calcula que la sre realice el trámite de 25 millones de pasaportes electrónicos.) Sin embargo, la idea del pasaporte de inmunidad lleva esa premisa un paso más allá. “Informar de nuestra situación de inmunidad al comprar el boleto de avión permitirá a aeropuertos y compañías aéreas crear un fast-track para los inmunes, gestionando las colas y la ocupación en los aviones de una manera mucho más eficiente”, afirma López de Ávila.

“El pasaporte de inmunidad será una herramienta imprescindible para poder avanzar, garantizando la seguridad de los viajeros.” Antonio López de Ávila, experto de innovación en turismo

Uno de los esfuerzos más avanzados en este sentido es el Common Pass, un proyecto en The Commons Project (thecommonsproject.org) apoyado por el World Economic Forum y la Fundación Rockefeller. En julio lanzaron una convocatoria para que 350 líderes del sector público y privado de 52 países se unieran a fin de diseñar un marco común para la reapertura segura de las fronteras. Uno de los mayores retos que encontraron para viajar al extranjero fue el de confiar en un resultado de laboratorio o en un registro de vacunación de otro país, cuando cada uno tiene estándares diferentes. Ahí es donde entra Common Pass, una plataforma global para permitir que las personas puedan documentar su estado de COVID-19 de manera electrónica y lo presenten al abordar un avión o cruzar una frontera. El estatus será definido por las regulaciones que establece la Organización Mundial de la Salud, que pueden ir desde haber salido negativo en una prueba pcr hasta, en algún momento, contar con la vacuna y poder demostrarlo mediante una aplicación en el celular.

Viajes sin contacto y sin sobresaltos

El futuro será contactless. Esta tendencia de intercambio monetario que evita el contacto físico —sin dinero en efectivo, sin pase de tarjetas—, por medio de dispositivos como teléfonos inteligentes, se está implementando en otras áreas relacionadas con los viajes. Desde subirse a un avión o al transporte público hasta llegar a una habitación de hotel o pedir comida a un restaurante favorito, la tendencia es preferir estos intercambios que no requieren contacto físico directo entre personas. La digitalización de distintos servicios y experiencias fundamentales del proceso de viaje ya es una realidad y sólo se intensificará con el reforzamiento del distanciamiento social durante la pandemia. Para los usuarios significa mayor agilidad, comodidad y seguridad; para las empresas de viajes y hospitalidad, una reducción de gastos —una prioridad absoluta considerando las dificultades financieras que han enfrentado este año.

A los avistamientos usuales en aeropuertos, como los hologramas informativos o los quioscos de check-in automáticos, pronto añadiremos sensores de temperatura y de distanciamiento entre personas, lámparas de luz ultravioleta desinfectante e incluso robots asistentes, como los prototipos de la start-up inglesa Bots&Us, que ya están desplegando en algunos aeropuertos europeos para dar indicaciones e información a pasajeros sobre vuelos, servicios de aeropuerto y orientación. Al mismo tiempo, estos robots capturan y analizan información sobre pasajeros, monitoreando y optimizando las operaciones en las terminales. Incluso detectan zonas que necesitan limpieza y podrán intervenir en cuestiones de seguridad de forma autónoma. Se calcula que más de la mitad de las aerolíneas y empresas aeroportuarias está evaluando integrar robots y vehículos automatizados para reemplazar los procesos de documentación para el año 2030.

No tenemos que esperar tanto para mejorar algunos de estos procesos. Ya hay aplicaciones para planear viajes multimodales e incluso para calcular riesgos y escenarios de crisis en viajes, como Pilota, un asistente de reservas que usa inteligencia artificial para analizar grandes bases de datos sobre restricciones, cancelaciones y cambios de vuelos a fin de predecir tendencias y cambios importantes, y ayudar a los viajeros a tomar decisiones más seguras y flexibles a la hora de reservar un asiento.

 
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