Escuchar a los pingüinos
De las 18 especies de pingüinos que habitan la tierra más de la mitad se encuentra en peligro de extinción. Pablo García Borboroglu, a través de la Global Penguin Society, trabaja para salvar a estas especies pero también, para aprender de ellas.
POR: María Pellicer
Si uno busca imágenes de Pablo García Borboroglu en internet se encuentra con dos constantes: suele aparecer con una chamarra de plumas y acompañado de pingüinos. La primera se debe a que su base está en la Patagonia argentina, en Puerto Madryn. La segunda es su objeto de estudio, al que ha dedicado su vida y esfuerzo.
“Tenía tres años cuando escuché hablar por primera vez sobre los pingüinos. Mi abuela Melania me contaba sus vivencias con ellos a principios del siglo pasado en la costa patagónica argentina. Esas historias me dejaron un fuerte mensaje que se despertó a los 19 años, cuando me vi rodeado por medio millón de pingüinos en Punta Tombo, la colonia más grande del planeta del pingüino de Magallanes”, cuenta García Borboroglu en Mensajeros del mar, un libro editado por la Global Penguin Society con el fin de educar a las generaciones más jóvenes sobre la vida de estos animales y la importancia de su preservación (y que está disponible en línea y de manera gratuita).
Global Penguin Society
En 2019, García Borboroglu fue nombrado Laureado asociado en los Premios Rolex a la Iniciativa gracias a su proyecto Global Penguin Society (GPS), que busca ayudar a estas aves mediante la ciencia, la educación y el trabajo conjunto con las comunidades, los gobiernos y las ONG. Y aunque la Global Penguin Society tiene su base en Argentina, sus esfuerzos se extienden por todo el mundo.
Hoy, las colonias de pingüinos enfrentan distintos tipos de amenazas. El cambio climático, por ejemplo, que no sólo se expresa en la alteración de las temperaturas, sino también en los cambios en el ciclo de lluvias. En Argentina, esto ha provocado que, durante la época de desarrollo de los polluelos, que ahora coincide con una temporada de lluvias extendida, las crías sufran al mojarse y se enfermen, disminuyendo sus posibilidades de sobrevivencia en esa etapa crítica de su crecimiento.
El otro gran riesgo que enfrentan los pingüinos es la contaminación ambiental. Estas aves marinas son especialmente vulnerables a los derrames de petróleo y químicos, que dañan su plumaje y afectan la regulación de su temperatura corporal. Además, el plástico y los microplásticos también son una amenaza para estas comunidades, pues contaminan el agua o pueden llegar a enredarse en sus patas.
Pablo asegura que el valor de escuchar a los pingüinos y analizar los problemas que enfrentan va más allá de su preservación. Estos animales reflejan las condiciones de los océanos que habitan. Si hay contaminación o escasez de alimento, son ellos los que exploran las aguas profundas que nosotros no vemos; esto los hace una especie de indicadores de la salud del mar, y por eso es tan importante estar al pendiente de lo que nos cuentan.
Colaboración entre lo local y la ciencia
La Global Penguin Society también lleva a cabo una labor de investigación científica muy importante, al registrar las rutas que estos animales siguen para alimentarse y las zonas donde se mueven en tierra. Gracias a esta información, es posible establecer límites que permiten una convivencia no invasiva, tanto en la tierra como en el mar, donde la sobrepesca puede afectar de manera dramática el correcto desarrollo de las colonias.
El Pedral, una reserva que hoy funciona también como hotel ecológico, muy cerca de Puerto Madryn, es uno de sus casos de éxito. Hace poco más de 10 años, cuando fue descubierta, esta colonia sólo tenía seis nidos. Mediante un programa global que incluyó no solamente la parte científica, sino también el trabajo con la comunidad para garantizar una gestión correcta, hoy en la colonia hay alrededor de 1,900 nidos. El trabajo con el gobierno, las ONG y los terratenientes también ha sido clave para conseguir zonas protegidas para las colonias.
Educación
Posiblemente, la parte más importante de GPS sea su brazo educativo, ya que es la mejor estrategia para que la labor de protección pueda perpetuarse. Por medio de materiales didácticos, pero sobre todo de trabajo de campo, Pablo García Borboroglu trabaja con niños y jóvenes de comunidades locales, quienes aprenden sobre la importancia de los pingüinos y la forma correcta de convivir con sus colonias para garantizar su continuidad. Además, se busca que sepan entender los mensajes que cada una de estas aves nos da sobre el estado de los océanos que compartimos. En los últimos años, este trabajo se ha extendido —gracias a factores como el internet— para llevar el mensaje de los pingüinos a comunidades cada vez más lejanas.
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