Una lluvia de estrellas ocurrirá en octubre, y no hay que perdérsela
Los primeros días de octubre podemos contemplar las Dracónidas.
POR: Paola Gerez Levy
Románticas y efímeras, luminosas y lejanas, las estrellas fugaces son uno de los fenómenos astronómicos más esperados del mundo. Afortunadamente, las tormentas de meteoros aparecen al menos siste veces por año y aunque cada una pasa por constelaciones distintas y tienen una intensidad variable, todas son un evento imperdible.
En honor a esto, es una buena noticia anunciar que en los primeros días de octubre podemos contemplar las Dracónidas una lluvia estelar cuyo origen se rastreó hace algunos siglos gracias al implacable paso del 21P/Giacobini-Zinner; un cometa cuya edad podría rondar entre los 6 mil años que desde hace siglos órbita cerca de la Tierra durante el otoño.
Los meteoros de este astro podrán contemplarse entre el 6 y el 10 de octubre. Sin embargo, los expertos calculan que el día con mejor visibilidad y actividad será el lunes 8; en esta jornada se podrá contemplar la lluvia en todo el Hemisferio Norte durante las primeras horas del atardecer.
El secreto de los cometas
En términos astronómicos las lluvias estelares no son astros que se encienden y se desvanecen, sino que son sedimentos que deambulan en el universo mientras la Tierra se interpone en su camino. Las estrellas fugaces son trozos pequeños de meteoros que se desprenden de los cometas cuando entran al Sistema Solar; sólo así los podemos admirar.
Los nombres de las lluvias de estrellas son interesantes. Tales denominaciones no son aleatorias, sino que son una guía para saber dónde mirar el cielo para captar su paso. En este caso, las estrellas Dracónidas hacen referencia a la constelación Draco, o Dragón, porque aparentan emprender su travesía desde esta constelación. Saber esto resulta útil, sobre todo para quienes saben leer los astros en el cielo.
A veces, los cometas viajan acompañados de un número extraordinario de meteoros. Esto ocasiona que las lluvias de estrellas se ven más luminosas y cargadas, tomando el nombre de tormentas estelares. En estos eventos se pueden admirar excesivas estrellas fugaces a la vez. A lo largo del último siglo, las últimas sucedieron en 1933 y 1946. Desafortunadamenteno existe un cálculo que pronostique cuándo ocurrirá la próxima.
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