El Códice Maya más antiguo de América está en el Museo de Antropología

Las investigaciones y secretos por descubrir en torno a la cultura maya están lejos de terminar; recientemente gracias al trabajo de los arqueólogos mexicanos se han revelado algunos secretos de su pasado. Tal es el  caso del Códice de Grolier; el manuscrito prehispánico legible más longevo de todo el continente americano cuya antigüedad  se calcula entre los años 1021 y 1154. A pesar de su belleza, la antigüedad de este documento no fue  probada hasta apenas unos meses y es por esta razón que se le cambió el nombre a Códice Maya de México.

Según los expertos, en la antigüedad este códice constaba de 20 folios de los cuales sólo se recuperaron 10 (los otros 8 se extraviaron a lo largo del tiempo y otros 2 se perdieron a causa de la humedad y ataques de insecto. Esto nos da una idea de la importancia y delicadeza de este patrimonio, razón por la cual será expuesto sólo por un mes en el Museo de Antropología para después regresar a la bóveda de seguridad de la Biblioteca Nacional del Museo de Antropología para asegurar su conservación.

La exposición en el Museo de Antropología

Debido a los riesgos que conlleva sacar el valioso códice (exponerlo a factores como la luz o el calor humano) y porque no se sabe hasta cuándo se podrá volver a sacar al público este valioso documento, el museo decidió crear una experiencia completa con ayuda de elementos tecnológicos. de audios, videos y pantallas interactivas que expliquen todo lo que hay que saber de la pieza.

El códice estará en vitrina hasta el 28 de octubre de este año como parte de la exposición “El códice Maya de México. Eslabón, fuente y testigo” en dónde además se expondrán de forma lineal cada uno de los 10 folios recuperados, todos dentro de una cápsula que evita la entrada de cualquier microorganismo u otro elemento que pueda dañar a la pieza. Además la exposición cuenta con varias secciones que explican la historia, cosmovisión y significado del códice.

EL códice se consideró auténtico en agosto de 2018

Durante varios años creyeron que la pieza no era original y no fue hasta este año que realizaron una investigación exhaustiva, y con tecnología de punta, que  pudieron comprobar que este códice era un verdadero vestigio maya; esto gracias a los colores que encontraron, en especial el azul hecho por arcilla paligorskita y por el colorante índigo.

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