Es difícil encontrar una razón, pero lo cierto es que la humanidad siempre ha tenido una especie de relación amorosa con la luna. Una fascinación inagotable. Desde tiempos inmemorables el humano le ha rendido todo tipo de homenajes a nuestro satélite. Ya sea algún ritual pagano o en alguna escena de la película Viaje a la Luna de Meliès o incluso como protagonista de varias de las pinturas surrealistas. Ese círculo que brilla en las noches ha sido parte de nuestro imaginario.
La superluna de marzo
Esta devoción ha llevado a cientos de científicos a dedicar su vida al estudio del astro y por eso en pleno siglo XXI, se pueden predecir todas las etapas en las que aparecerá en el cielo. Sabemos que hay momentos en que se esconde de nuestra vista y otros en los que nos enseña su cara más brillante y también tenemos el conocimiento para entender que este proceso está definido en fases.
A propósito de lo anterior, el próximo 9 de marzo se pondrá en el horizonte la segunda superluna del año. El astro entrará en su fase llena y estará a la vista de los que volteen a ver el cielo toda la noche. Hay que destacar que esta será la última del invierno, ya que la primavera ocurrirá el 20 a las 3:49 de mañana.
¿Qué es una superluna?
Cómo cualquier otro astro del sistema solar, nuestro satélite sigue una órbita, sólo que en este caso lo hace alrededor de la Tierra. La luna sigue una trayectoria que no es circular, es elíptica; esto quiere decir que de acuerdo a la distancia en la que se encuentre, hay momentos en los que se ensancha y otros en los que se encoge.
Cuando la luna está más alejada (a unos 405,500 kilómetros) recibe el nombre de apogeo, mientras que cuando está más cerca (aproximadamente 363,300 kilómetros) se le conoce como perigeo. Una superluna se produce cuando el satélite en su fase llena se aproxima más a nosotros. Es por esta razón que la podemos percibir hasta un 14% con más volumen y un 30% más brillante.
Luna del gusano
Aunque siempre parece igual nuestro satélite nunca es el mismo, o eso pensaban los antiguos. Para ellos cada una de las lunas llenas del año tenían un nombre distinto. La de marzo esta dedicada a los gusanos, pues en las regiones de inviernos fríos es cuando la nieve se derrite y regresa la vida.
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