Una marea alta y violenta conocida como acqua alta tomó por sorpresa a los venecianos que, desde el 12 de noviembre, padecen una de las inundaciones más caóticas de los últimos años. Esta catástrofe hizo que el agua se colara a palacios, museos, tiendas, hoteles, cafecitos, panaderías, casas e incluso que se llevara la vida de una persona. Ante lo sucedido, el gobernador Luca Zaia dijo que se trataba de una “devastación apocalíptica”. La última vez que ocurrió un incidente parecido fue en 1966, cuando un torrente alcanzó los 194 centímetros de altura y provocó severos daños en el patrimonio artístico y arquitectónico.
Pero, ¿qué pasó esta vez? De acuerdo con medios locales, una ráfaga se levantó y sacudió con fuerza el Mar Adriático en dirección a la laguna de Venecia, lo que generó un pequeño ciclón con vientos de hasta 120 kilómetros por hora. No se descarta que el suceso esté relacionado con el cambio climático. Habría que recordar que el nivel de la superficie del Mediterráneo se ha elevado unos 25 centímetros desde principios del siglo XX.
Prácticamente, el 80% de la región resultó damnificada: Venecia y las islas Murano, Burano, Lidio y Pellestrina. Incluso se suspendieron los trayectos de barcos vaporetto luego de que un par se hundieran en Riva degli Schiavoni (uno de los paseos más famoso de la ciudad).
Las afectaciones al patrimonio
La basílica de San Marcos es, hasta ahora, uno de los monumentos más afectados. Esto se debe, entre otras cosas, a su ubicación en el punto más bajo de la ciudad. Aunque se logró salvar la mayoría de las piezas preciosas, como crucifijos, el agua y los vientos quebraron las ventanas y se filtraron entre los mosaicos y la cripta.Esos daños son irreversibles porque la sal se evapora y corroe todo a su paso. Por si fuera poco, esta marea atípica podría provocar inestabilidad en las columnas que sostienen el santuario.
Es importante recordar que la basílica se construyó en el año 828 y se reconstruyó tras un incendio en 1063. Hasta la fecha conserva mosaicos bizantinos y el cuerpo de San Marcos, patrón de la Venecia.
La acqua alta también se llevó a su paso la estatua de bronce de Augusto Murer, que realizó en 1961 como un homenaje a todas las luchadoras partisanas de Italia durante la Segunda Guerra Mundial.
Turismo desbordante
Venecia recibe, en promedio, unos 40 millones de visitantes al año y cuenta únicamente con 50 mil habitantes. Es tanto el flujo de viajeros que recientemente la UNESCO alertó sobre el deterioro del sitio y lo catalogó en estado de peligro. Después de todo, se trata de una urbe icónica que, desde 1987, fue nombrada Patrimonio de la Humanidad (título que podría perder si el daño continúa).
Para remediar esta situación, en mayo de 2019 se empezó a cobrar un impuesto a aquellas personas que sólo visitan por un día el Centro Histórico de la Ciudad, sin alojarse ahí o en los alrededores. La idea es contrarrestar el arribo constante de visitantes que no se hospedan en la zona y, por ende, generan pocas ganancias monetarias. Cabe resaltar que las suma que resultan de este arancel se destina al mantenimiento de un sitio que, aunque está en Italia, es de todos.
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Foto de portada: John Brunton.
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