Glenfiddich: mismo sabor, nueva cara
El whisky de una sola malta más vendido del mundo estrena empaque.
POR: Redacción Travesías
Llegamos al prestigioso restaurante Biko de la Ciudad de México a las dos de la tarde, ahí tendría lugar la comida-maridaje para presentarnos el nuevo empaque del whisky de una sola malta más vendido del mundo.
Apenas entrar, nos recibieron con un 15 en las rocas para refrescar: “Glenfiddich es una empresa familiar, y buscamos acompañar nuestras catas con alimentos de productores que comparten nuestra filosofía y tradición generacional”, nos dijo Carlos Martín del Campo, embajador de la marca en México.
Por eso la elección del jamón ibérico Carrasco-Guijuelo como entrada, que fueron sirviendo en rebanadas recién cortadas de la pierna —junto a tostadas de tomate— mientras terminábamos nuestra primera bebida.
Después llegó el momento de probar el 18. Nos saltamos el color, porque no importa mucho en un whisky, y nos concentramos, primero, en el aroma: muy elegante, con toques a madera y frutos secos. Después lo probamos: tiene un sabor robusto y persistente, con mucha personalidad.
El menú estuvo especialmente diseñado para resaltar sus notas, así que, sin más pretextos, llegó el primer plato, que fue una ensalada de codorniz con un toque de café y pasa. Una combinación que quizá no hubiera elegido del menú por prejuiciosa, pero qué alegría que alguien más lo hizo por mí.
Después llegó un rib-eye a las brasas, añejado en casa, acompañado de papas gratinadas con bechamel y salsa de carne especiada. Un sabor un tanto grasoso que se acompañaba bien del toque astringente de la bebida.
El toque final fue un postre de trufa líquida, un sabor un tanto fuerte que, al intercalarlo con el whisky, magnificó los sabores de ambos. ¡Gran elección!
Y así fue como Glenfiddich celebró su nuevo ciclo, en el que se puede ver —literalmente— a un ciervo más maduro, pero con la misma calidad de siempre.
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