Vivimos en un planeta con más del 70% de su superficie cubierto por el océano; sin embargo, el 95% del reino marítimo sigue siendo un misterio para la humanidad, asegura la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
Durante décadas, la carrera espacial buscó conquistar el universo fuera de nuestro planeta y lo logró: hoy conocemos mejor la superficie del planeta Marte que la de los océanos. Esta recomendación es para todos esos viajeros que, a diferencia de los amantes del espacio, prefieren poner los ojos en las entrañas de la Tierra.
Anteriormente, este tipo de viajes estaban reservados para los especialistas, pero ahora existen empresas que ofrecen travesías hasta 600 metros por debajo del agua, y proyectos que buscan poner en el mercado viajes a cuatro mil metros de profundidad para mediados de este año.
Uno de los mejores destinos para este tipo de aventuras es la pequeña isla al norte de las costas venezolanas, Curazao. Substation Curaçao tiene una alianza con la comunidad científica internacional, gracias a la cual se han logrado descubrimientos que permiten entender un poco mejor la flora y fauna a 300 metros de la superficie. Los viajeros ahora pueden ocupar los mismos submarinos y conocer latitudes que de otra manera sería imposible. Con precios que van de 425 a 800 dólares, la derrama económica que ha dejado la apertura de las expediciones al público en general ha permitido que las investigaciones sigan adelante.
Y es que hacer este tipo de sumersiones no es cosa sencilla (ni barata); el cuerpo humano —en realidad diseñado para estar sobre la tierra— se somete a cantidades de presión que únicamente con un entrenamiento especial puede soportar hasta 122 metros de profundidad (el récord hasta ahora) sin ninguna clase de equipo. Por eso, al igual que para ir al espacio, se necesita de un vehículo especialmente diseñado para aguantar las condiciones de hasta 11 kilómetros hacia el fondo, la distancia más profunda que conoce la humanidad.
Si bien el viajero aún no puede descender a ese nivel, sí es posible cruzar la frontera de la luz (a más de 200 metros de profundidad). El Roatan Institute of Deepsea Exploration puede llevar al viajero 600 metros hacia la oscuridad en las costas de Honduras. Con expediciones que van de los 500 (300 metros) a los 900 dólares (600 metros) se pueden observar animales que la única luz que conocen es la que generan ellos mismos.
Además del atractivo natural, hay viajes especializados para visitar navíos hundidos, incluyendo al más representativo de todos: el Titanic. La agencia Blue Marble Private, junto con OceanGate Expedition, quiere llevar a nueve exploradores este verano a ver al que en su momento apodaron “el insumergible”, que ahora descansa a cuatro mil metros del exterior, más allá del alcance del sol. Debido a la complejidad de la expedición, el precio asciende a más de cien mil dólares, pero quien sea parte de ésta sería una de las pocas personas en conocer el mítico barco cara a cara, número menor a quienes han subido el Everest o incluso salido al espacio.
Con una oferta turística cada vez mayor y todo un mundo subacuático por descubrir, el panorama de la exploración de las profundidades del mar se presenta con una posibilidad de crecimiento tan grande como el mismo ecosistema.
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