El solsticio (palabra del latín que significa Sol quieto) de invierno es uno de los fenómenos más interesantes de la naturaleza. Un evento de diciembre que en el Hemisferio Norte marca el término del otoño, el principio del invierno y es el momento en el que ocurre el día más corto del año. Este acontecimiento sucede cuando el Sol alcanza su máxima declinación al sur y da la impresión de no moverse con respecto al horizonte. Y aunque cada año se repite, en 2018 la estrella solar alcanzará su punto más bajo a las 22:22 horas del 21 de diciembre.
La navidad
No es casualidad que el solsticio sea tan cercano a Navidad. De hecho los primeros cristianos la instauraron en el año 354 para sustituir las Fiestas Saturnales de invierno; una celebración en la que los paganos celebraban el nacimiento del Sol. Las culturas antiguas consideraban al astro una deidad que cada mañana ascendía de sus batallas en inframundo, por lo que conforme pasaba el año el año se debilitaba. Para estas civilizaciones el solsticio de invierno significaba el renacimiento y los días empezaban a durar más.
En el hemisferio sur
En el hemisferio sur el comportamiento del sol es otro. Mientras que en el norte se lleva a cabo el solsticio de invierno, abajo del ecuador es el de verano. Esto significa que el Sol en vez de ir su punto más bajo, alcanza el más alto, por lo que en esa parte del mundo el día es más largo.
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