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10 lugares y actividades para sentirte realmente mexicano

Independientemente del lugar de nacimiento, ser mexicano implica una actitud y un estilo de vida que nos une a todos y se construye de lugares y momentos comunes. Un polémico filósofo de la moda ya lo dijo alguna vez: ‘México is the shit’. Pero la verdad es que no hacía falta imprimir esa frase en una […]

POR: Alejandro Mancilla

Independientemente del lugar de nacimiento, ser mexicano implica una actitud y un estilo de vida que nos une a todos y se construye de lugares y momentos comunes.

Un polémico filósofo de la moda ya lo dijo alguna vez: ‘México is the shit’. Pero la verdad es que no hacía falta imprimir esa frase en una chamarra para comprobarlo. Todos lo sabemos, como México no hay dos. Hoy, la modernidad y la globalización —esa palabra del siglo pasado que antes sonaba amenazadora para la autonomía de las naciones, pero que hoy parece hasta recatada porque ya se quedó corta frente a las circunstancias— han redefinido el concepto de mexicanidad, sin embargo hay cosas que permanecerán hasta que el último mexicano se extinga. Lugares, actividades, costumbres que nos unen: dar El Grito, adoptar un xoloitzcuintle, cantar el himno nacional a todo pulmón y saberse el juramento a la bandera (“bandera de México, legado de nuestros héroes….”,). En fin, aquí te decimos esas otras 10 cosas que debes hacer alguna vez en la vida para sentirte bien mexicano.

Ir a la Lucha Libre

Ser mexicano y no haber ido nunca a La Lucha Libre en la Arena México —si no estás en la CDMX, en provincia también hay alternativas— debería estar señalado en la Constitución como una afrenta a la leyenda de esos enmascarados que nos dieron identidad e inspiración (además de que nos salvaron de momias y extraterrestres). Esta experiencia surrealista que mezcla deporte, mexicanidad, teatro, cerveza y testosterona, es una herencia bañada en la sangre del ring por notables héroes del pancracio como El Santo, El Cavernario (Blue Demon y El Bulldog, léase cantado). Si te compras una máscara a la salida, te sentirás intocable.

Conocer la plaza de la Noche Victoriosa 

Las generaciones pasadas llamaban “El árbol de la Noche Triste” al lugar donde supuestamente Hernán Cortés lloró de impotencia al perder una batalla decisiva contra el Imperio Azteca. Pero a partir de junio de 2021, ese nombre —tal como la estatua de Cristóbal Colón— pasó a la historia porque se consideró que más bien fue una noche de triunfo para los locales. El famoso ahuehuete que sufríó un incendio en 1980, se encuentra en la Calzada México-Tacuba 453 y es un lugar de peregrinaje obligado para reencontrarse con la historia. Para llegar, pregunta por la Plaza de la Noche Victoriosa (al Uber o a Google Maps).

Cantar en Garibaldi 

No obstante la pandemia, la Plaza Garibaldi se mantiene como un lugar emblemático para cualquier mexicano, el espacio donde conviven el México del ayer con el de hoy, el de los eternos sonidos rancheros, el de los tragos directo de la botella de tequila, el del país que nunca ha olvidado a Pedro Infante ni a Jorge Negrete. Por ello, una borrachera —de preferencia en el Salón Tenampa— en la placita ubicada en centro de la ciudad de CDMX que lleva décadas erigido como la meca de los mariachis, es como regresar a esa edad de oro de la mexicanidad. Este barrio turístico es un lugar de encuentro entre gastronomía, folclor, tradición y por supuesto, el inicio de una noche de farra.

 

Cargar energía a las pirámides 

Si bien este ritual en el que los mexicanos comulgan con Quetzalcóatl se celebra en el equinoccio de primavera a mediados de marzo, cualquier fecha del año es un buen motivo para recorrer esas zonas donde colindamos con nuestro pasado prehispánico. El lugar por excelencia para la travesía es Teotihuacán, pero también hay otros destinos muy interesantes en el interior del país. Por ejemplo, Palenque, el epicentro de la cultura maya o la zona arqueológica de Cuicuilco. Si David Bowie —por mencionar a uno de tantos artistas extranjeros que han vivido la experiencia— no se perdió la visita a la Pirámide del Sol, aún sin tener genes mexicanos, ¿por qué tú mexicano de alma y corazón no has habrías de visitar con emoción esas ruinas ancestrales?

Cantar en vivo un gol de la selección nacional de fútbol

Le pese a quien le pese, el fútbol nos representa, tanto que el país se paraliza cuando hay un partido importante y medio México se pone la camiseta, sufre y el asunto se vuelve parte de la agenda nacional. Cantar un gol es quizás más importante que llevar flores a la tumba de Pedro Infante o tener una réplica del calendario azteca en la pared. Por eso, otro de los momentos cumbres de la mexicanidad es haber ido al menos alguna vez en la vida a presenciar un partido de la selección y gritar una anotación (en el marco contrario, claro).  Pura catarsis mexicana.

Ver a Los Voladores de Papantla

El ritual milenario de origen totonaca en el que unos ‘hombre pájaro’ —como se les denomina a estos bailarines colgantes—danzan en el aire atados de un tronco, mostrando su valentía y coraje, es una de las estampas mexicanas que debes agregar a tu colección. La ceremonia de voladores se realizaba tradicionalmente durante las fiestas patronales y los carnavales, así como en equinoccios. Pero en la actualidad se lleva a cabo en cualquier época del año dado su carácter de exhibición y para ser testigo, puedes viajar además de a Papantla, a Veracruz, a Tlaquepaque, Puerto Vallarta, la Cumbre del Tajín o a Tequila, Jalisco

Cruzar a pie la frontera Sur o Norte

Una de las experiencias que te hacen valorar tu tierra y sentir la mexicanidad a flor de piel además de escuchar un disco completo de José Alfredo Jiménez con botella de mezcal en manoes llegar a la frontera (sobre todo la del norte) y toparse con horizontes ajenos que indican que ahí es donde se termina nuestro México y comienza un lugar en donde somos extranjeros. Sin duda, una experiencia que a más de uno ha hecho valorar su mexicanidad y sentir el peso de la historia sobre la espalda. Cruzar por vía terrestre esas líneas fronterizas, sacar un documento de identidad con el sello mexicano y mirar a los compatriotas hacer lo mismo que tú en la aduana, es otra de las cosas que hacen emerger el orgullo nacional.

Visitar el Castillo de Chapultepec

Millones de personas visitan anualmente el emblemático parque de Chapultepec, dentro del que se encuentra el famoso castillo que los Niños Héroes defendieron —al menos de acuerdo a la leyenda en la histórica Batalla de septiembre de 1847. Aviéntate —pero no como Juan Escutia— a conocer este legendario recinto ubicado en el corazón de la CDMX.

Ir a un Palenque

Y no, no tienes que saberte la discografía de Vicente Fernández ni mucho menos, en estos tradicionales lugares se pueden presentar incluso grupos de rock o pop. Lo que cuenta es el ambiente, el ritual y el sentido de pertenencia que se vive en un espacio para la fiesta y el esparcimiento con charrería, —si no tienes reparo, las peleas de gallos siguen siendo legales—, bebida y el escenario perfecto para estar cerca de la música. Artistas clave como Juan Gabriel y Vicente Fernández hicieron de este tipo de recintos su oráculo para conectarnos con los dioses de la mexicanidad más lúdica. La feria de San Marcos en Aguascalientes —uno de los destinos mexicanos sin playa más concurridos del país— es el lugar ideal para que te estrenes en este arte.

Viajar a un Pueblo Mágico (o mejor a varios)

Internarse en la magia de este tipo de destinos, es obligatorio para conocer de cerca la comida, las costumbres y los ritos particulares de cada región. Aquí, podrás comprender que si bien, como apuntábamos al inicio de este artículo, “como México no hay dos”, hay muchas visiones de nuestro país y diferentes culturas, colores y sabores —de norte a sur— que moldean nuestra identidad. Lo mejor de todo es que existen oficialmente —hasta ahora— 132 opciones de Pueblos en esta categoría. Digamos que son suficientes como para que nunca te aburras y conozcas esas versiones del México profundo.

 
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