México es un país megadiverso; forma parte del selecto grupo de naciones en donde habita casi el 70% de la diversidad mundial de especies, tanto de plantas como de animales. La lista incluye a 17 países; de entre los cuales, México ocupa el quinto lugar como el de mayor biodiversidad (la lista la encabeza Brasil, luego Colombia, en tercero China y en cuarto, Indonesia).
Para ser parte de este clan hay que tener al menos cinco mil especies de plantas. Se estima que en nuestro país hay entre 21,989 y 23,424 ejemplares vegetales. Desde los sahuaros en Sonora, hasta las ceibas en Quintana Roo, pasando por los agaves en Jalisco. Dicho lo anterior, valdría la pena preguntarse, ¿cuál es la región más biodiversa dentro del quinto país con más diversidad del mundo?
Reserva de la Biósfera El Triunfo
Entre montañas tapizadas de un bosque cubierto de niebla se oye el canto del quetzal, ave sagrada para los aztecas y los mayas. Este rincón del sureste del país es uno de los pocos lugares en donde se puede ver volar a ese pájaro que inspiró el mito de la serpiente emplumada que tanto ha marcado la cultura del país. El quetzal (además del jaguar, ocelote, tapir y las miles de especies que dependen de estos ecosistemas) fue una pieza clave para que esta área, de casi 120 mil hectáreas, fuera declarada Reserva de la Biósfera en 1990.
La Reserva de la Biósfera El Triunfo protege dos ecosistemas: el bosque de niebla y la selva tropical del Soconusco. Según la la Comisión Natural de Áreas Protegidas (CONANP), dicho bosque es considerado el más diverso de Norte y Centroamérica. En tanto las características de la jungla del Soconusco la convierten en la única de este tipo en todo el Pacífico Mexicano y posiblemente de Mesoamérica.
Gran parte de la riqueza natural se debe a la cantidad de agua que circula por la región. Las montañas llenas de árboles funcionan como una esponja que absorbe toda la humedad del Océano Pacífico, dando como resultado gran cantidad de niebla y lluvia.
¿Cómo se puede visitar?
Alimentar el espíritu aventurero de un viajero puede llegar a ser difícil, a veces por falta de tiempo y otras más por falta de información para realizar la hazaña. Visitar esta reserva no es particularmente sencillo, pues se encuentra a casi cinco horas de Tuxtla Gutiérrez. Por fortuna, ahora tan sólo se necesita una reservación en línea gracias Rutopía, una empresa/fundación que ofrece a los viajeros la oportunidad de conocer y convivir con comunidades rurales e indígenas de todo México. Entre ellas, las que habitan la Reserva de la Biósfera El Triunfo.
La empresa no sólo busca acercar a los viajeros a las comunidades, sino ayudar a personas de distintas regiones de México a obtener nuevos ingresos sin tener que salir de su lugar de origen. A cambio, comparten con los exploradores sus tradiciones, cultura, idioma, gastronomía, rituales medicinales, agricultura y herramientas de conocimiento milenario sobre cómo cuidar el ecosistema del país. Además, al ser aventuras de causa social, 80 % de los ingresos va directamente a las comunidades y 20 % a Rutopía.
Ruta del agua, las aves y el café
Los viajeros son recibidos por familias mayas tzeltales cafetaleras y productoras de cacao que, desde hace años, trabajan para proteger esta región. Guiados por pajareros expertos, en esta aventura se puede conocer dónde nace el agua y cómo transforma la tierra, el café –ver el proceso de producción del grano– y la vida de las comunidades.
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