Ernest Hemingway bebía ron, solo o con coca cola, según su humor, el clima o la intensidad de la resaca. Recordado como uno de los escritores más importantes del siglo XX, el autor del afamado libro El viejo y el mar se suicidó poco antes de cumplir 62 años –con su escopeta favorita, con la misma que había cazado tantos animales– tras abandonar Cuba, la isla de la que se enamoró profundamente.
Al irse de La Habana, en 1960, se trasladó a una apartada cabaña ubicada en los frondosos bosques de Ketchum, Idaho, uno de sus sitios favoritos durante la infancia. El también periodista transitó los últimos días de su existencia entre diabetes, hipertensión, hepatitis y depresión. Se le agotaron las ganas de vivir. Con la memoria un tanto perdida, se dio un tiro fulminante.
Finca La Vigía, casa de todos
Hay quien dice que añoraba la ínsula caribeña que dejó atrás al desatarse la Revolución Cubana. Aunque era amigo cercano de Fidel Castro (se cuenta que éste se inspiró en Por quién doblan las campanas durante su batalla en Sierra Maestra), optó por marcharse dejando en manos del Estado el que fuera su hogar por más de 30 años: aquella finca blanca en La Vigía, propiedad que actualmente forma parte de uno de los atractivos turísticos más importantes de Cuba tras convertirse en el Museo Hemingway (donde casi todo sigue igual).
El viejo y el mar
Hemingway se la pasaba leyendo y pescando prácticamente todo el día; despegaba los ojos del libro, o la mar, para garabatear sus ideas en pequeños trozos de papel que resguardaba en una caja de madera. Su estancia en la isla fue sumamente importante para su carrera ya que ahí escribió siete libros, entre ellos A través del río y entre los árboles, París es una fiesta e Isla del Golfo.
Sus lugares predilectos para socializar y relajarse eran La Bodeguita del Medio y El Floridita, donde bebía mojitos, cerveza o daiquiri mientras conversaba con un español más bien gringo. Sin embargo, fue en Cojimar (se llega en taxi desde La Habana) donde descubrió su verdadero potencial; en dicho puerto y navegando El Pilar nació la inspiración para El viejo y el mar, manuscrito que después se convertiría en película.
Cuba, el paraíso
Hemingway amaba tanto Cuba, que se consideraba a sí mismo un “cubano nato”. Sí, hablamos de esa isla que hoy en día cuenta con una oferta turística que incluye playas paradisiacas prácticamente vírgenes, cascadas imponentes, parques temáticos, campos de golf y una historia inigualable. Tal sólo este año las autoridades locales esperan recibir cinco millones de visitantes.
Foto de portada: TIME
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