1.- Ramen en Ichiran
Más que por el ramen —que tiene muy buen sabor y un precio accesible— en sí, comer en esta cadena restaurantera es una experiencia poco común para el mundo occidental por su peculiar servicio. El restaurante está compuesto por booths individuales —a los cuales llaman sistema de concentración de sabor—, dispuestos de tal forma que no podrás ver ni al mesero, ni a las personas sentadas a los lados. Al llegar, seleccionarás tu ramen y extras en una hoja (no te preocupes, está en inglés), y esperarás a que te asignen lugar (si vas en grupo, considera que es muy complicado lograr que todos se sienten juntos). Después de una corta espera, una cortina de bambú se abrirá frente a ti, sólo lo suficiente para que el mesero coloque tu ramen frente a ti. te darán, también, unas diminutas charolas de distintos colores con las que, al colocarlas en cierto lugar de tu mesa, el mesero sabrá que es hora de traerte los extras que hayas ordenado, como un postre o fideos extra.
Difícilmente tendrás una experiencia gastronómica como ésta, así que es una parada obligada.
2.- Pan
Después de entrar a una panadería japonesa, tu vida no será la misma. Además de los panes de figuritas kawaii que esperarías encontrar, hallarás creaciones muy curiosas como pan de melón con relleno de frijol rojo, con yakisoba o panes rellenos de puré de papa con cebolla. Es común, además, que encuentres sándwiches y rebanadas de pizza.
3.- Sushi en el mercado de Tsukiji
Al pensar en un lugar para comer buen sushi en Japón, seguramente más de uno pensará en el famoso y diminuto Sukiyabashi Jiro. Sin embargo, al intentar hacer una reservación, hay muchos desertores. Y como no, si hacerlo es casi una misión imposible: no sólo debes hacerlo por teléfono y con un mes de anticipación, sino que sólo hablan japonés. Si tú, como cientos de turistas, fracasaste en tu misión, no te preocupes: basta con ir al mercado de Tsukiji para probar el sushi más fresco que comerás en tu vida. Cualquiera de los locales al exterior del lugar es garantía. La mayoría ofrece pescados de distintas calidades, por lo que tú decides cuanto estás dispuesto a gastar. ¿Lo único malo de visitar este lugar? Después de probar sushi aquí, ningún otro te parecerá lo suficientemente bueno.
4.- Yakizakana
Este pescado se fríe directamente en las flamas, por lo que la piel adquiere una peculiar textura crujiente. La mayoría de los ryokan los sirven a la hora del desayuno, por lo que podría ser extraño para un occidental, pero vale la pena hacer el sacrificio y probarlo. En algunos casos lo cubren en miso, con lo que adquiere un sabor refinado. No hay un lugar específico en el que valga la pena probarlo; con hacerlo en un hotel o restaurante tradicional es más que suficiente.
5.- Buey de Kobe en Gyuan
Las reces de Kobe están rodeadas de los mitos más disparatados: que las alimentan con cerveza, que las masajean con sake… y aunque nada de eso es cierto, sí son ejemplares vacunos muy particulares: además de ser bueyes castrados y de linaje puro, sólo pueden criarse por expertos certificados. El resultado de tantos cuidados es una carne con una cantidad abundante de grasa infiltrada, y es precisamente eso lo que hace que personas de todos los rincones del mundo viajen a Japón a probarla. En Tokio, el mejor lugar para hacerlo es el restaurante Gyuan, ubicado en la prefectura de Ginza.
Ojo: no caigas en el error típico de turista; toda la carne de Kobe es wagyu, pero no todo el wagyu es Kobe.
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