El arte de coleccionar libros y acumular conocimiento son dos actividades que el hombre ha realizado desde tiempos remotos. Este rito se ha reciclado hasta nuestros días y, como todas las buenas cosas, ha evolucionado con la época. Un ejemplo de esto son las novedosas bibliotecas de intercambio en donde no se opera con préstamo sino con trueque. Aunque hay muchas y de muchos tipos, vale la pena hablar de la que está en un pequeño pueblo llamado Quintanalara, donde –gracias a este esquema– se pueden encontrar más libros que habitantes.
Ubicada a las afueras de la ciudad española de Burgos y a los pies de la sierra de la Demanda, en esta localidad hay únicamente 33 personas, de las cuales sólo nueve permanecen todo el año ahí. A lo largo de sus seis vialidades se pueden ver tractores estacionados y perros recostados en la sombra de las construcciones, así como numerosas edificaciones de piedra bajas, techos de teja y marcos de ventanas pintados de verde –una característica arquitectónica cuyo origen se remonta al Medioevo.
Una biblioteca que da de qué hablar
Pero si uno camina hacia el extremo oriente de la Calle Mayor y gira hacia calle San Antonio encontrará la Biblioteca de Intercambio El Potro, la cual cuenta con más de 16 mil volúmenes de libros. Este espacio, financiado por Entrelibros, nunca cierra sus puertas y todos los días capta la atención de visitantes curiosos o de ciclistas que pedalean por la región.
Este proyecto comenzó con donaciones. La gente iba a dejar al recinto desde un libro, hasta bibliotecas personales destinadas al olvido (incluso la Universidad de Navarra regaló dos toneladas de ejemplares). El Potro recibió y recibió material hasta llenar decenas de repisas de páginas . Ahora, cualquier persona que se acerque puede tomar una obra y llevársela bajo la condición que deje otra que la reemplace.
¿Qué más visitar en la provincia de Burgos?
Después de pasar por Quintanalara hay que detenerse en la capital. Se puede recorrer lo mejor de la ciudad de Burgos en un solo día, pues mucho de su encanto radica en caminar por sus calles y admirar la belleza medieval de sus edificaciones. Dada su historia centenaria, esta urbe es también una de las paradas en el emblemático Camino de Santiago.
Algunos de los sitios que más valen la pena en una visita son la Catedral Gótica, la cual data del siglo XIII y está ornamentada con oro en su interior. Otra recomendación es el Castillo de Burgos, el cual ha sufrido innumerables restauraciones tras su construcción original en el siglo IX; esto después de un incendio en 1736 y los ataques de las tropas napoleónicas de 1813.
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