Las 10 imperdibles del Museo de El Cairo
Es una de las principales atracciones de la ciudad africana y una parada obligada para los amantes de la cultura.
POR: Frida
El Antiguo Egipto es una civilización apasionante. Las majestuosas tumbas, los faraones y la concepción única que tenían acerca de la vida y la muerte han logrado interesar a arqueólogos de todo el mundo. Expertos que han dedicado su vida a resolver los misterios escondidos dentro de los templos, las ruinas y las tumbas ubicadas a lo largo del río Nilo.
Los secretos de esta civilización están resguardados en las pinacotecas más importantes del planeta, entre el Louvre y el British Museum. Sin embargo, nada se compara con el Museo de El Cairo; un recinto que cuenta con una colección de alrededor de 120 mil piezas, todas pertenecientes al Antiguo Egipto. Quizá por esto, este museo es una de las principales atracciones de la ciudad africana y una parada obligada para los amantes de la cultura.
Estas son las 10 obras que alberga el museo y que no pueden pasar desapercibidas.
Estatuas de Amenhotep III y Tiyi
Estas esculturas, de más de 36 metros de altura, están en el centro de la primera sala del museo y dan la bienvenida a los visitantes. Cabe resaltar que además de las representaciones colosales del faraón Amenhotep y su esposa (pertenecientes a la dinastía XVII), las piezas se hacen acompañar de unas pequeñas figuras que representan a las tres hijas de la pareja (al centro y a los lados).
Paleta de Narmer
Esta pequeña placa es una de las obras más importantes del museo, ya que sus relieves relatan la unificación del Alto y Bajo Egipto por el rey Narmer; evento que marca el comienzo de la primera dinastía del Imperio Egipcio. La obra contiene una gran cantidad de símbolos, uno de ellos es la representación duplicada (en las partes superiores) de la Vaca Celeste la cual se relaciona con la diosa Hathor, deidad del amor y las artes.
Estatua de Jasejemuy
Esta estatua es la representación del faraón Jasejemuy, uno de los primeros gobernantes del Imperio Egipcio unificado, y el último de la segunda dinastía del Imperio. La mayoría de sus tumbas y recintos funerarios están en Abydos, a la orilla occidental del río Nilo en una zona ahora conocida como Umm el-Qaab.
Estatuas de Rahotep y su esposa Nofret
Estas esculturas sedentes y de bulto redondo pertenecen a un matrimonio de la clase social más alta de la civilización egipcia. El arqueólogo Auguste Mariette y su equipo las descubrieron en 1871 durante las exploraciones de una tumba al norte Médium.
Estatua sedente del faraón Kefrén
Esta escultura de tamaño natural plasma la grandeza del faraón Kefrén, que perteneció a la dinastía IV. El personaje está sentado en un trono en posición hierática para reafirmar su poder. Asimismo, en la parte posterior de su nuca lleva el símbolo del dios Horus, considerado como el mesías de Egipto.
Triada de Micerino
Se trata de una de las esculturas más importantes de toda la civilización egipcia. En el centro, en postura hierática y más alto que los demás personajes, está el faraón Micerino; lo acompañan, del lado derecho, la diosa Hathor (deidad del del amor y las artes) y a la izquierda, la divinidad del nomo de Cinópolis.
Máscara funeraria de Tutankamón
Tutankamón, el faraón adolescente, fue inmortalizado en esta máscara de oro, vidrio y piedras semipreciosas. Es una de las obras más importantes no sólo del arte egipcio sino de toda la historia del arte. La pieza forma parte de los cuantiosos tesoros encontrados en la tumba del gobernante.
Sárcofago de Tutankamón
Dicho ataúd es otro de los tesoros hallados en la tumba de Tutankamón. Dentro de este sorprendente y conservado sarcófago de oro macizo (con alrededor de 110 kilogramos de peso), Howard Carter encontró en 1922 los restos de este joven faraón, que aunque contó con una corta vida es considerado como uno de los personajes más relevantes de la historia egipcia.
Sarcófagos pétreos
Las momias son sumamente emblemáticas en la cultura egipcia por el sorprendente proceso funerario que realizaban para honrar a sus difuntos; que va desde el embalsamamiento hasta la creación de ataúdes llenos de inscripciones que revelan detalles de las personas sepultadas, así como la concepción de la vida después de la muerte según su filosofía.
Máscara funeraria del faraón Sheshonq II
Esta máscara funeraria de oro conservó los rasgos del faraón Shoshenq II, que reinó en 887-885 a.C. durante la dinastía XXII en el tercer periodo intermedio de Egipto. La preservación de esta valiosa pieza es afortunada ya que la tumba de este gobernante fue la única, de la dinastía, que no fue saqueada.
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