El 11 de marzo de 2011 un terremoto de nueve grados en la escala de Richter arrasó con la costa noreste de Japón. Días después un tsunami golpeó la misma zona. Ambos incidentes afectaron la planta nuclear de Fukushima y provocaron que se liberara radiación al exterior. La zona continúa deshabitada hoy en día.
Y aunque en Fukushima no se hace turismo per se, cada vez es más común que ciudadanos aledaños se acerquen a explorar lo que hoy parece un baldío fantasma. Tal fue el caso de un ciudadano nipón que dio a conocer las llamadas “margaritas mutantes”, flores que crecieron de manera deforme, según él, a causa de la radiación nuclear.
Si bien en el caso de Chernóbil el desastre sí provocó casos de cáncer, deformidades en animales y la muerte casi inmediata en decenas de personas, respecto a las margaritas de Fukushima la razón podría ser otra.
La verdad detrás de las margaritas mutantes
Este extraño crecimiento hacia los lados se conoce como fasciación, que es cuando el meristema (tejidos responsables del crecimiento vegetal) se alarga de forma contorsionada, en lugar de crecer en un solo punto. Esta anomalía puede afectar el tallo (que queda aplanado), la raíz, el capullo, las hojas y el fruto (en caso de que haya).
Algunos factores que propician dichas formaciones aberrantes son el exceso de nutrientes y productos químicos, rayos X o por condiciones genéticas u hormonales. También por la presencia de hongos, virus, insectos y hasta la atmósfera que les rodea. De ahí que este tipo de flores puedan encontrarse cerca de una planta nuclear o en cualquier parque público.
El fenómeno y la intriga que causan estos ejemplares es tal, que personas de todo el mundo se dedican a cazarlas (buscarlas), estudiarlas y fotografiarlas. A continuación les dejamos una colección de postales florales en las que nada es como debería de ser. Bienvenidos al lado inimaginable de la naturaleza.
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