Entre las construcciones históricas y coloridas, el clima superagradable, la buena vibra y la oferta gastronómica, pasar un fin de semana en San Miguel de Allende es como ir a uno de esos lugares que te invitan a desconectarte de todo y vivir un par de días de descanso.
Bajo el concepto “A Sense of Place” —que consiste en darle a cada hotel la personalidad de su destino—, Rosewood San Miguel de Allende se ha convertido en un referente de lujo y calidad en la ciudad. Para mantener dicho estándar, el hotel busca renovarse constantemente, y por eso acaban de actualizar su oferta wellness, que pudimos probar durante un fin de semana (muy) relajante.
DÍA UNO
Mañana
Para acercarnos a las experiencias gastronómicas que ofrece Rosewood San Miguel, visitamos el Rancho la Trinidad —uno de los proveedores del hotel— en compañía del chef Víctor Martínez. A Carl Jankay —propietario— le gusta describir este lugar como un “parque nacional orgánico sin costo de entrada”. Aquí se producen más de 50 especies vegetales y se le da empleo a más de diez agricultores locales dependiendo de la temporada. Nada mal para tres hectáreas. También venden huevo, mermeladas y pan en el mercado orgánico de San Miguel.
Mientras recorríamos la propiedad, la cosecha del día iba en aumento: brócoli, chícharo chino, zanahoria y calabaza. Todo esto nos serviría para la clase de cocina más tarde. Al hospedarte en hoteles de lujo es fácil asumir que todo lo que llega a tu plato es fresco y de gran calidad; sin embargo, tener la oportunidad de conocer el lugar y la gente que produce cada ingrediente le da un valor totalmente distinto.
Tarde
Una vez de regreso, nos dirigimos a Los Pirules, una cocina abierta en medio de los jardines del hotel donde se organizan cenas, degustaciones y clases privadas de cocina. Este espacio tiene una vibra muy mexicana: horno de piedra, parrilla tradicional, comales, ollas de barro y azulejos.
A falta de habilidad en la cocina sobra disposición, así que mientras el chef Martínez transformaba los productos del Rancho la Trinidad en coloridos y deliciosos platillos, nosotros nos limitamos a lavar-picar-separar-decorar en la medida de lo posible. Después de la comida nada como una buena caminata por las calles empedradas de San Miguel llenas de cafés, galerías y tiendas de diseño. Eso sí, hay que regresar con tiempo al cuarto para ponerse la bata y no llegar tarde a la cita en el spa.
Noche
Aunque cualquiera de los masajes, tratamientos corporales y faciales en Sense, A Rosewood Spa es garantía, vale la pena preguntar por las nuevas adiciones de su menú. “Alivio Ancestral Rebozo”, por ejemplo, utiliza un rebozo tradicional para realizar una serie de estiramientos curativos en distintas partes del cuerpo, y “Lights of the Seasons” se inspira en las cuatro estaciones del año teniendo como resultado un tratamiento con distintas técnicas, temperaturas y texturas. Para cerrar: baño de tina, cena en la habitación y a dormir como bebé.
DÍA DOS
Mañana
En la parte de actividad física, Rosewood San Miguel cuenta con alberca, gimnasio y dos nuevas canchas de arcilla para pasar la mañana jugando tenis. Si prefieres una alternativa fuera del hotel hay que consultar el “Menú de Travesías”, con experiencias diseñadas para fusionar el bienestar con la belleza del ambiente natural. En nuestro caso, esto nos llevó a disfrutar de un combo clase de yoga + sesión de relajación en aguas termales, ubicadas a 15 minutos de la ciudad.
Tarde
Pocas cosas tan bonitas como saber que vas a regresar al spa del Rosewood y te recibirán con té, bizcocho de lavanda y almohada aromática para el cuello mientras tu cabina está lista. Para seguir probando los nuevos tratamientos está “Curas Meztli”, un masaje inspirado en las fases lunares que se enfoca en aliviar el dolor físico y el estrés mental a través de raíces y plantas. Otra gran opción es “Global Anti-Aging”, un tratamiento de 90 minutos y ocho etapas que incluye una mascarilla facial de colágeno y un masaje en el cuero cabelludo.
Noche
Para despedirnos como se debe, no podíamos dejar pasar una cena en Luna Rooftop Tapas Bar, sin duda, la terraza más emblemática de toda la ciudad (aunque no te hospedes en el Rosewood, hay que reservarle una noche a este lugar). La vista hacia la parroquia de San Miguel Arcángel es insuperable, los cocteles —que se caracterizan por utilizar ingredientes locales de temporada— son muy buenos y la selección de tapas es perfecta para pasar una noche entre amigos.
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Alianzas soñadas
Sense, A Rosewood Spa acaba de añadir dos marcas premium a su oferta de bienestar: Maison Caulières y EviDenS de Beauté. La primera se enfoca en la elaboración de aceites naturales provenientes de una granja familiar en el valle del Loira, y la segunda ofrece productos para maximizar la belleza de la piel y el cuidado antienvejecimiento. Ambas alianzas resultaron en tratamientos exclusivos que puedes encontrar en el menú del spa. Lo mejor es que después de consentirte, puedes comprar estos productos directamente en la tienda del hotel.
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