Contrario a lo que se podría creer, el cerebro relajado es en realidad un cerebro activo. Especialistas en neurociencias incluso tienen un nombre para aquellas áreas que operan durante el descanso: la red de modo predeterminado. Esto se debe a que, durante los períodos de recreación como las vacaciones, sentimos emociones como alegría y satisfacción, mismas que fomentan el pensamiento y la creatividad.
¿Cuántas veces hemos pasado horas frente a un problema sin encontrar la solución, y minutos después ésta aparece ya sea en la ducha, una fiesta o hasta durmiendo? Esto indica que los días de asueto son una excelente manera encontrar inspiración. Esto es algo que artistas de la talla de Picasso, Klimt y Monet sabían muy bien, por lo que cada verano se alejaban de la cotidianidad y se refugiaban en la naturaleza.
Para rendirle un homenaje a la infinita posibilidad de no hacer nada, hemos juntado en una lista que incluye los sitios predilectos de algunas de las mentes más creativas en la historia del arte.
Costa Azul, Francia
Pablo Picasso
Entre los Alpes del Sur y el Mediterráneo se encuentra la Costa Azul, una playa de arena fina que se convirtió en uno de los lugares favoritos de Picasso para pasar el verano. El español visitó este sitio por primera vez en 1920 con su esposa y siguió vacacionando ahí por varios años más hasta que la Segunda Guerra Mundial se lo impidió. Regresó en 1949 cuando se instaló por dos meses con Françoise Gilot en el pequeño pueblo de Golfe-Juan y pintó unas 23 pinturas y 44 dibujos.
Actualmente, este mar se ha convertido en un gran destino para practicar senderismo, escalada, espeleología, montar a caballo y andar en bicicleta. Entre sus principales atractivos se encuentra El Parque Nacional del Mercantour y otros 13 parques naturales departamentales de la Costa Azul.
Giverny, Normandía
Claude Monet
El norte de Francia es un lugar lleno de paisajes y pequeños pueblos. Monet pintó ahí exhaustivamente s numerosos cuadros de acantilados, playas y, por supuesto, estanques. Gracias a estos últimos nació la inspiración para edificar los famosos jardines que llevan el nombre del artista; un grupo de espacios verdes llenos de plantas silvestres y agua.
Además, este oasis fue de suma importancia para el pintor, que también era un entusiasta de la jardinería y la botánica. De hecho cuando adquirió la Villa Rosa de Giverny en 1883, el terreno era solo un huerto plano. Poco después lo convirtió en un mini paraíso en el que convivían las flores más comunes con las más exóticas y plantas trepadoras con árboles frutales. Hoy en día pasear por este lugar tan exuberante es un viaje hacia la cabeza Monet.
Lago de Attersee, Austria
Gustav Klimt
El artista fue un viajero empedernido que recorrió lugares como Salzburgo, Innsbruck, Cracovia, Munich, Trieste, Venecia y Bolzano. Sin embargo, siempre regresó al Lago de Attersee, que fue su retiro de verano durante más de 15 años. Klimt realizó ahí 45 pinturas que capturaban la esencia de este paisaje.
Con cerca de 47 kilómetros, se trata del lago más grande de Austria. Su agua limpia y cristalina hacen que aún en la actualidad sea perfecto para nadar, bucear, dar un paseo en bote y descansar durante las vacaciones.
Cadaqués, España
Salvador Dalí
Salvador Dalí nació en Figueres y siempre tuvo una estrecha relación con la Costa Brava de España, en especial con Cadaqués. Es en este último pueblo pasó sus vacaciones, conoció a su esposa y pintó algunas de sus primeras obras. El surrealista le tenía un gran cariño. Todo el tiempo mencionaba lo mucho que adoraba su ubicación y la calidad de la luz;. Alguna vez lo llamó “el mejor lugar del mundo.”
Por eso no es de sorprender que años después se estableciera allí permanentemente. Su casa estaba en el cercano rincón de Portlligat y actualmente es un museo.
Trouville, Francia
Eugene Boudin
Este artista, hijo de un marinero, viajó durante toda su vida. En 1860 el artista visitó algunos destinos turísticos de Francia, entre ellos Playa de Trouville. Ahí, a las orillas del océano, realizó varias obras que retrataban a la alta sociedad europea de la época.
Trouville-sur-Mer es un pueblo pequeño en la región de Normandía, en el noroeste de Francia. Hoy sigue siendo un destino turístico bastante popular durante esta época del año. Entre sus principales atractivos (además de la playa) se encuentran la oficina de correos, la pescadería normanda, las iglesias de Hennequeville y Notre Dame Des Victoires, y la Capilla de San Juan.
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