Arte cubano, contemporáneo y crítico en el MUAC
La obra de Los Carpinteros reflexiona sobre la debilidad del individuo frente al poder.
POR: Redacción Travesías
El trabajo del colectivo cubano Los Carpinteros se distingue por tener un fuerte componente político. Sus integrantes –Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez–, nacidos en la segunda mitad del siglo XX, crecieron durante la época en que Fidel Castro gobernó, y por lo tanto su educación, así como su obra, tiene visos de denuncia: el papel del individuo frente a los poderes estatales.
En sus inicios, la realidad cubana era una de las denuncias protagónicas de su trabajo, pero con el paso del tiempo la crítica se extendió a un estado general en el mundo: la impotencia que sufren las personas frente a los aparatos que ostentan el poder.
La exposición Los Carpinteros reúne diversas instalaciones: una de ellas, titulada 17m, consiste en trajes enfilados, oradados por una estrella, con un guiño irónico al comunismo; otra, Clavos torcidos, son tornillos desperdigados por el piso, deformes, cuya intención es preguntarse por el objeto, a veces industrial, en medio de un espacio político; esta pieza se expuso antes en su estudio, recientemente adquirido, en el barrio del Vedado, en La Habana.
Otra instalación, Tomates, es una pared donde aparecen, siendo fiel al título, muchos tomates aplastados que salpican, y cuyo sentido va en relación a la comida en tiempos de escasez, por un lado, y despilfarro, del otro; hay también acuarelas (algunas presentadas a manera de póster), como la titulada Pueblo equivocado, entre otras.
En una sala, un faro derrumabado en la oscuridad no deja de iluminar apenas ni de dar vueltas. Sin embargo está desorientado. Y en muchas zonas del piso la luz no es útil. Corresponde a la obra Faro tumbado, un símil correspondiente al mundo contemporáneo y uno de los blancos de Los Carpinteros: la orfandad ideológica, la pérdida de guía general o un guía particular que indique “por aquí es el camino”.
El mote Los Carpinteros no se debe a que hayan desarrollado este oficio, sino que, graduados en Arte en la Universidad de La Habana, por la escasez de recursos, sus primeros trabajos nacieron a partir de la recolección de madera. Si en un principio sus obras eran de caoba y cedro, en la actual exposición no es la madera parte de los elementos principales sino el hierro, la tela, la pintura y la plataforma audiovisual.
Su crítica a la propaganda es mordaz: “El pueblo se equivoca”, reza una de sus acuarelas en tipografía grande. Aunque esa frase fue pronunciada, alguna vez, por Fidel Castro, apunta más a los discursos que tramposamente hablan en nombre del pueblo o de la historia.
Los Carpinteros estudiaron y comenzaron su carrera en la capital cubana, pero luego emigraron a Madrid, y ahora, al igual que otros cubanos –como Leonardo Padura o Pedro Juan Gutiérrez–, tienen una residencia en España y otra en Cuba, y dividen su tiempo entre ambos países. Esto les permite una mayor crítica hacia el gobierno de su país de origen.
Es la primera vez que Los Carpinteros exponen individualmente en el país, aunque esta misma exposición, antes de pasar por el MUAC, estuvo en el MARCO de Monterrey.
Los Carpinteros, MUAC, hasta el 4 de septiembre.
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