Madrid, Revista

Matadero: un centro cultural y social, abierto a la reflexión

Este antiguo matadero y mercado se convirtió en un sitio dedicado al pensamiento contemporáneo.

POR: Redacción Travesías

Había una vez un matadero, una fábrica de tabacos y una casa de empeños, que por distintas razones tuvieron que cerrar sus puertas. Después de permanecer abandonados durante años, los tres renacieron como centros culturales que, en poco tiempo, se han transformado en algunos de los espacios más vanguardistas (pero populares y muy queridos) de Madrid.

En 2006, las grandes naves del antiguo matadero y mercado de ganado y carne de la ciudad —que operó desde 1924 hasta 1996— se convirtieron en un sitio dedicado a producir, investigar y difundir las artes y el pensamiento contemporáneo. Su crecimiento, tanto en metros cuadrados como en alcance de programa, ha sido constante. Hoy alberga la cineteca de la ciudad, un centro de residencias artísticas, galerías expositivas, talleres, renta de bicicletas y áreas dedicadas al diseño y a los libros.

Mientras que el Matadero se acerca a la cultura digital, urbana y el trabajo con comunidades, la Casa Encendida se orienta más a la relación entre el arte y el medioambiente. Desde 2002, el antiguo edificio neomudéjar de 1912 que alguna vez fue el Monte de Piedad madrileño, renació como un centro cultural y social, abierto a la reflexión, al debate y la educación. A su vez, el espacio industrial del siglo XVIII de la antigua Fábrica Real de Tabacos funciona desde 2010 como la Tabacalera, un centro cultural autogestionado que refleja la complejidad cultural y demográfica del barrio de Lavapiés. El éxito de estos tres lugares radica en que también son sitios para crear, y crear comunidad.

Al frente de Matadero

Rosa Ferré, actual directora Artística de Matadero Madrid, llegó a dirigir el centro comunitario en 2007. En Barcelona fue curadora en el Centro de Cultura Contemporánea. Esto es lo que nos cuenta sobre Matadero:

¿Qué significa Matadero para Madrid?
Más allá de un centro cultural, Matadero es una manera de hacer. Aquí se reúnen distintas comunidades, programas e iniciativas diferentes. Es un espacio muy interesante porque combina producción —a través de talleres y residencias— con otras actividades como exposiciones, festivales, proyecciones y espectáculos. Todo con un énfasis en la creación contemporánea. Hay pocos espacios —dentro o fuera de España que reúnan ambas cosas, sobre todo desde diferentes perspectivas o líneas temáticas, desde lo interdisciplinar, o como mucha gente dice ahora, desde lo contradisciplinar. Matadero es un espacio muy hospitalario, donde cualquiera puede venir a una actividad: a ver una película, un espectáculo de teatro experimental o, simplemente, a pasear; incluso muchas personas vienen a celebrar sus cumpleaños a la plaza de Matadero.

¿Dirías que Matadero es un centro pionero?
He de decir que Matadero fue un proyecto bastante pionero, el primer centro de creación promovido por el Ayuntamiento de Madrid. Creo que eso ha hecho que Matadero sea muy poroso hacia las comunidades de los alrededores. Por un lado, es un centro muy de la ciudad, que trabaja con lo local, pero que también conecta con lo internacional. Para mí Matadero es un centro de posibilidades, que fue creciendo conforme se podían incorporar nuevos espacios y restaurar las naves. Es un recinto muy grande (de 80 000 m2), y la rehabilitación y la creación de programas fue gradual. Esa forma de crecer muy orgánica, de la mano con los agentes que han apostado por el proyecto, hace de Matadero una cosa viva, cambiante. El Matadero de hoy no es el mismo al de hace un año.


¿Cómo se relaciona Matadero con sus alrededores?
Trabajamos mucho con la Arganzuela y con Usera, que son los barrios en donde estamos. Tenemos una nave que se llama Intermediæ, donde nos enfocamos en la investigación, en el trabajo con comunidades y en experimentar cómo los artistas pueden trabajar en un contexto más social o más sitiado. Hacemos muchos proyectos que involucran muchas disciplinas, bastante heterodoxos. Ahora estamos con una línea muy importante sobre ecología, y viendo qué puede hacer el arte y la arquitectura. Pero también cumplimos con la función de un centro cultural de barrio: incluso tenemos un espacio para que los niños puedan aprender a andar en bicicleta.

Para alguien que no es de Madrid, ¿por qué tendría que venir a Matadero?
En Matadero siempre hay algo que ver, es muy difícil no pillar una exposición o un evento. Tenemos una serie de festivales repartidos a lo largo del todo el año con distintas temáticas, con lo mejor de la escena internacional y nacional. Nadie se queda fuera, porque hay muchísima actividad. Si investigas un poco con antelación, puedes incluso participar en nuestros talleres abiertos. Creo que siempre es interesante venir, siempre que vienes, te quedas con un trocito de Matadero.
Ubicación: Plaza de Legazpi, 8, 28045 Madrid, España
Horarios: De martes a viernes de 16 a 21 h. Sábados, domingos y festivos de 12 a 21 h
Sitio web

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