Nuestro número 203 está dedicado a Madrid. Una ciudad ecléctica que desde hace tiempo se ha posicionado como uno de los sitios más interesantes de Europa. Esta urbe, que recientemente se levantó de una recesión profunda, ha creado una oferta fascinante en la que hay cultura, gastronomía, arquitectura, hotelería, opciones al aire libre y una colección interminable de iniciativas locales.
La capital española ha combinado de una forma magistral lo nuevo y lo viejo y se ha convertido en una metrópoli vanguardista en la que los destellos del pasado se ven por doquier. En honor a lo que fue, a los que es y a lo que será, Travesías ha creado una guía de viajeros única que pretende atrapar la esencia de la ciudad; desde sus usos y costumbres hasta las ampliaciones de los museos icónicos.
En esta ocasión hemos creado una lista perfecta para los que todavía no conocen Madrid. Algunos monumentos, barrios y jardines capaces de convencer a cualquiera de no posponer ese viaje.
La primera parada en la capital de España
El Centro de Madrid tiene muchos centros. Está la Puerta del Sol o la icónica intersección entre la Gran Vía y la calle de Alcalá. Está la fuente de las Cibeles y CentroCentro, un espacio de arte contemporáneo inaugurado en 2011 en el Palacio de Cibeles. Pero el centro centro de Madrid sigue siendo la Plaza Mayor. A la mitad de la plaza, la estatua ecuestre de Felipe III (quien la mandó a construir) sigue observando a los paseantes, igual que cuando los Austrias gobernaban Madrid, México y Manila. Con sus balcones corridos, chapiteles herrerianos y fachadas de ladrillo, la Plaza Mayor fue el corazón económico y cortesano de la villa durante siglos.
Los nombres de algunos de los arcos que dan acceso a la plaza lo atestiguan: está el de la Sal, el de Botoneras y el de Cuchilleros. Alguna vez todos estos gremios se encontraban en sus inmediaciones, o incluso adentro, como la Casa de la Carnicería o la de Panadería. En el siglo XVII Madrid era el centro de un inmenso imperio, “donde no se ponía el sol”. La Plaza Mayor era su escenario principal. Romerías, corridas de toros y torneos, procesiones religiosas, ejecuciones públicas y hasta las infantas y meninas inmortalizadas por Velázquez: aquí pasó de todo. Hoy, los gremios han desaparecido y los toros han sido reemplazados por hordas de turistas, pero no hay persona que haya ido a Madrid que no haya pisado la Plaza Mayor.
Plaza Mayor, Plaza Mayor, Austrias.
Un jardín botánico cerca del Prado
El Real Jardín Botánico de Madrid parece más un bosque que un jardín. Estas ocho hectáreas que hoy albergan más de 5,500 especies vegetales se inauguraron en 1781, pero la idea de un jardín botánico para la capital española surge en 1755, cuando Fernando VI ordenó su creación a orillas del Manzanares. Aquí se puede caminar entre árboles frondosos, dejándose llevar por la belleza exuberante de la vegetación o, para los verdaderos amantes de la botánica, entrar a los dos invernaderos —el de Exhibición y el de Graells— para admirar una disposición detallada de especies, cada una con su clasificación. A medio camino entre ambas alternativas está la Terraza de los Laurales o de los Bonsáis, un espacio de exposición al aire libre. El jardín ofrece una “Vuelta al mundo en 80 plantas”: hay un mapa que se puede solicitar en la entrada o descargar de su página web.
Jardín Botánico, Plaza de Murillo, 2, Retiro.
Un día junto al río
Los madrileños tienen algo con el agua. De entrada, se cree que la etimología de Madrid viene de un vocablo árabe que refiere a un lugar con abundancia del líquido vital. Pero parece que no la suficiente para los habitantes de la capital, quienes a veces se lamentan estar en el centro geográfico del país, lejos de la España de sol y playa. (“Aquí no hay playa. ¡Vaya, vaya!”, dice la canción de The Refrescos.) El río Manzanares atraviesa Madrid, pero como en las grandes capitales europeas su función pasó del sustento al transporte para terminar en el olvido o el estorbo.
Todo cambió con la proyección de Madrid Río en 2011, un parque lineal de casi dos millones de metros cuadrados que cruza seis distritos y dio a la ciudad 11 puentes, más de 25 000 árboles, 17 áreas de juegos, 30 kilómetros de ciclopista, 42 kilómetros de paseos peatonales, 21 quioscos, restaurantes y cafés; además de una playa que busca evocar el tan anhelado mar. Este espacio público quiere que Madrid vuelva a voltear al Manzanares que, si bien Francisco de Quevedo lo llamó un “arroyo aprendiz de río”, hoy es un enclave ambiental, cultural y de ocio que ha mejorado la calidad de vida local.
Madrid Río, desde el puente de los Franceses hasta la Pasarela Legazpi.
Conocer la vida en Lavapiés
En los ochenta nadie quería vivir en Lavapiés. Este barrio popular —mas no oficial— se originó en los alrededores del antiguo rastro asentado a orillas del Manzanares —donde también se estableció el mercadillo informal que desde mediados del siglo XVIII se conoce como el Rastro. (El escritor Andrés Trapiello, rastrero de corazón, dice que “el Rastro es el lugar al que la gente va, aunque no lo sepa, a buscar su pasado”.) La marejada dominguera de personas y cosas viejas es de lo poco que sigue más o menos igual en Lavapiés.
Hoy es barrio molón, de cafés guapos, mercados gourmet (el de San Fernando), huertos urbanos y bares de artistas (uno popular es Las Chuchis), centros culturales alternativos (como el que ocupa las espectaculares ruinas del Centro de las Escuelas Pías de San Fernando) y museos de talla mundial (aquí se ubica el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el más visitado de toda España). Hasta Agustín Lara, que se hizo famoso en España por haber compuesto el popular chotis “Madrid”, tiene aquí una estatua.
Sin embargo, hace apenas 30 o 40 años, era estimado como un barrio viejo por donde era mejor no pasar, donde reinaban la delincuencia y las drogas. Los primeros en inyectarle nueva vida a Lavapiés no fueron los hipsters ni los curadores, sino los inmigrantes, sobre todo de África y Asia, atraídos por las bajas rentas y su ubicación céntrica. Aquí las fachadas se cubren con murales coloridos y al mediodía se come thiéboudienne (un arroz con pescado de origen senegalés) o cuscús con salsa de cacahuate en locales como el Baobab. Hoy todos quieren vivir en Lavapiés, y el barrio ha tenido que lidiar con el aumento dramático en los alquileres y los problemas derivados de la gentrificación.
Lavapiés:
El Rastro Calle de la Ribera de Curtidores, Embajadores.
Mercado de San Fernando Calle de Embajadores 41, Embajadores.
Las Chuchis Calle del Amparo 82, Lavapiés.
Centro de las Escuelas Pías de San Fernando Calle de Tribulete, 14, Lavapiés.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Calle de Santa Isabel 52, Lavapiés.
Baobab Calle de los Cabestreros 1, Lavapiés.
Conocer el icónico Parque del Retiro
Un retiro se define como un “lugar apartado y distante del concurso y bullicio de la gente”. Aunque hoy esté enclavado en el centro de Madrid, no es difícil encontrar en el parque del Buen Retiro la paz que buscaba el rey Felipe IV cuando ordenó crear una finca de recreo para la corte madrileña en el siglo XVII. Los jardines se mantuvieron de uso exclusivo para la nobleza durante 200 años, hasta que en 1868 se abrieron al público tras la revolución que en ese año mandó al exilio a la reina Isabel II e instauró la Primera República española. Aunque seis años después los Borbones regresaron al trono, el Retiro permaneció abierto como el parque más popular e importante de Madrid.
Enumerar todos los elementos que este espacio verde ha sumado a lo largo de los siglos, los cuales le valieron la declaratoria de Jardín Histórico-Artístico en 1935, sería un despropósito. La antigua finca de recreo se ha ganado su lugar en el imaginario (y el corazón) de los madrileños y, como todo gran parque urbano, su valor radica no tanto en sus monumentos, sino en las vueltas en lancha que se dan en su estanque, en la tranquilidad de los corredores que asisten cada mañana a ejercitarse antes del trabajo o en los infinitos paseos que parejas, familias y amigos dan todos los días entre sus árboles y fuentes.
El Retiro, Plaza de la Independencia, 7, Retiro.
Para ver el mapa completo de Madrid por Travesías, da click aquí.
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