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El palacio embrujado de Venecia

La ciudad italiana esconde en una de sus fachadas un secreto muy desafortunado.

POR: Fernanda López Díaz

Al pensar en Venecia, la imagen es la misma para casi todos: una serie de fachadas pintorescas conectadas a través de canales navegados por góndolas. Éstas operadas por conductores que además son talentosos cantantes de ópera, claro.

Sin embargo, Venecia esconde historias que rompen con ese romanticismo, relatos de un pasado que podría provocarle insomnio a cualquiera. Tal es el caso del Palazzo Dario, un edificio ubicado en el número 353 del sestiere de Dorsoduro, famoso por una maldición: todos sus dueños están destinados a una muerte violenta o a caer en bancarrota.

La historia del Palazzo Dario se remonta al año de 1479, cuando Giovanni Dario –un reconocido comerciante y notario, famoso por conseguir un acuerdo de paz con los turcos–, encargó al arquitecto Pietro Lombardo la construcción del  edificio, como dote nupcial para su hija Marietta, quien se iba a casar con un comerciante muy afluente llamado Vicenzo Barbaro.

El matrimonio se concretó. Sin embargo, en lugar de ser una historia feliz, fue sólo el inicio de una serie de sucesos dignos de película de terror. Vicenzo perdió su fortuna y fue asesinado a cuchillazos. Nunca se confirmaron las causas, pero Marietta murió al poco tiempo. Algunos dicen que por desamor, mientras otras fuentes sugieren un suicidio.

Tiempo después, Giaccomo Barbaro, uno de los tres hijos de la pareja, falleció en una emboscada. A partir de ese momento la teoría de una maldición empezó a circular, y se colocó una inscripción en la fachada del edificio con la frase: “SVB RVINA INSIDIOSA GENERO“, el latín para: ” bajo una insidiosa ruina”.

Los Barbaro tuvieron el Palazzo hasta inicios del  siglo XIX, cuando lo adquirió Arbit Abdoll, un comerciante de piedras preciosas. Al poco tiempo este individuo cayó en bancarrota y tuvo que vender la propiedad al británico Rawdon Brown, presuntamente por tan sólo 480 libras. Este hombre, a su vez, revendió el lugar por falta de dinero para una remodelación.

Palazzo Dario pasó por varios propietarios, hasta que en 1896 lo adquirió la condesa Isabelle Gontran de la Baume-Plunivel, quien se encargó de remodelarlo. En la posguerra, la propiedad cayó en manos del estadounidense Charles Briggs, quien tuvo que huir a México, donde su amante se suicidó.

El edificio pasó un tiempo sin propietario, hasta que el tenor Mario del Mónaco se dispuso a adquirirlo. Nunca concretó la compra, pues tuvo un accidente automovilístico que le hizo desistir. Quién sí lo adquirió fue el conde Filippo Giordano delle Lanze, quien –como era de esperarse– fue asesinado por un amante, quien a su vez murió de la misma forma. 

En la década de los 70, Kit Lambert, manager de la banda The Who –quien dijo no creer en la maldición–, se convirtió en el nuevo dueño. Al poco tiempo, su adicción a las drogas y un arresto lo llevaron al colapso financiero. El Palazzo pasó a manos del empresario Fabrizio Ferrari, quien habitó el lugar con su hermana Nicoletta. Su destino fue tan oscuro como se esperaba: mientras que él perdió su fortuna y fue arrestado por haber golpeado a una modelo, ella murió en un accidente de tráfico del que, curiosamente, no hubo testigos.

El lugar pasó a manos del financiero Raul Gardini, como un regalo para su hija. Este obsequio jamás sucedió, pues Gardini se suicidó tras su implicación en el escándalo judicial de Tangentopoli. Después de esto, nadie quiso comprar la propiedad. Incluso la inmobiliaria encargada de esto, renunció.

Actualmente, el Palazzo Dario ya tiene dueño, pero éste permanece anónimo. Sin embargo, es bien sabido que el director de cine Woody Allen intentó adquirirlo.

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