La nueva toponimia: destinos que cambian de nombre constantemente

Desde Bengaluru hasta Países Bajos, recopilamos ocho ciudades y países que, probablemente, nombramos erróneamente en nuestro día a día.

01 Sep 2021
La nueva toponimia: destinos que cambian de nombre constantemente

A más de un tío hemos escuchado decir “qué ganas de visitar Checoslovaquia, debe ser bien bonito”. Señores, la siguiente noticia caerá como balde de agua helada. Checoslovaquia dejó de existir en 1992, así es que si no tienen una máquina del tiempo, se van a quedar con las ganas.

A juzgar por quienes quieren visitar Checoslovaquia, dos décadas no son suficientes para asimilar el cambio de nombre de un territorio. Y para los que hablan de Suazilandia y Saigón, sabemos que tampoco lo son tres años ni medio siglo. Por motivos varios (que van desde estrategias de marca hasta ejercicios descolonizadores), los cambios de nombre de países y regiones son relativamente comunes. Esta lista reúne ocho decisiones ejecutivas que nos recuerdan que ya no vivimos en los días de la antigua Yugoslavia.

Bangalore > Bengaluru

Conocida como Bangalore hasta 2014, Bengaluru es la capital del estado indio de Karna taka. La ciudad es uno de varios lugares en India que cambiaron de nombre recientemente con la intención de hacer justicia a la fonética local. Otros ejemplos representativos del mismo fenómeno son Mumbai y Kolkata, antes conocidos como Bombay y Calcuta.

Foto: Unsplash / Arif Khan.

Birmania > Myanmar

El caso de Myanmar es particularmente sensible en términos políticos. El país, conocido como Birmania hasta 1989, cambió de nombre cuando la dictadura militar tomó las riendas del estado. Como gesto simbólico, diferentes gobiernos y organizaciones se negaron a adoptar el nuevo nombre.

Foto: Unsplash / Majkell Projku.

Cantón > Guangdong

En un intento por dejar atrás los nombres coloniales, la provincia más poblada de China abandonó el popular mote Cantón. Pese a los intentos por normalizar el nombre Guangdong, los dinosaurios de la RAE incluyen en su Diccionario panhispánico de dudas: “se recomienda seguir usando en español el topónimo tradicional”.

Foto: Unsplash / Joshua Fernandez.

Holanda > Países Bajos

El caso de Holanda es tan conocido como sus tulipanes. El nombre oficial del país, antes reino, siempre ha hecho referencia a los Países Bajos. Holanda es el nombre de una región del territorio, nada más. La parte por el todo, ejemplo perfecto de la sinécdoque de toda la vida. En un giro de tuerca institucional, desde el 2020 el gobierno neerlandés solamente utiliza el nombre Países Bajos.

Foto: Unsplash / Roman Kraft.

República Checa > Chequia

La disolución de Checoslovaquia trajo consigo dos países independientes: Eslovaquia y República Checa. Durante casi veinte años, el último mantuvo en su nombre coloquial el título de república. Luego, pensando en una estrategia de marca país, el gobierno adoptó el nombre de Chequia. Desde 2016, ambos términos son utilizados, lo mismo para hablar de castillos que para hablar de representantes Olímpicos.

Foto: Unsplash / Pedro Bariak.

Saigón > Ho Chi Minh

Son poquísimos los lugares en el mundo tan aferrados a un mote rancio como Saigón. La ciudad más poblada de Vietnam cambió su nombre en 1976. Desde entonces, cuando menos en teoría, la gran metrópolis vietnamita se llama Ho Chi Minh. En práctica, sin embargo, la historia es otra. Para prueba el Park Hyatt Saigon, el Sofitel Plaza Saigon y el Hotel Nikko Saigon, por mencionar algunos.

Foto: Unsplash / Falco Negenman.

 Suazilandia > Eswatini

Pocos escucharon hablar de Suazilandia, un país entre Sudáfrica y Mozambique. Todavía menos han escuchado hablar de Eswatini, el nombre que adoptó el reino cuando celebró sus 50 años de independencia. La movida, presentada como un ejercicio de descolonización, se llevó a cabo de manera unilateral por un rey dictatorial con fama de caprichoso.

Foto: Unsplash / Ashim D’Silva.

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