10 cuadros que hay que ver una vez en la vida (y que podemos admirar en la cuarentena)
Obras de arte que nos hacen viajar.
POR: Frida
Aunque las razones para tomar un vuelo y emprender un viaje sobran, siempre existe un pretexto muy particular que nos invita a recorrer el mundo. Ya sea la gastronomía de un país, la tranquilidad reinante de un pueblito, la cultura de una comunidad o el arte de una gran ciudad.
Si queremos viajar para contemplar arte, quizá lo primero que tenemos que tomar en cuenta es que las obras más icónicas se encuentran esparcidas en galerías universales. Y aunque ahora viajar no es una posibilidad, siempre está la opción de indagar en las colecciones virtuales de los museos. A continuación les compartimos las 10 piezas que hay que apreciar al menos una vez en la vida.
La Noche Estrellada, Vincent van Gogh
Nueva York, Estados Unidos
Es el MoMa de Nueva York donde descansa una de las grandes obras de Vincent van Gogh. Esa noche estrellada que roba suspiros y hasta lágrimas a quienes ven la pieza por primera vez; aquellas personas que logran conectar con las intensas pinceladas y destellos, pese al tumulto de turistas que suele haber alrededor de la pieza, una de las más concurridas. Este cuadro fue realizado por van Gogh mientras estaba recluido en un sanatorio debido a sus conocidos problemas de depresión.
La joven de la perla, Johannes Vermeer
La Haya, Países Bajos
Una pequeña ciudad al oeste de Países Bajos es hogar del Mauritshuis, un museo que alberga una de las mayores colecciones del arte de la edad de oro neerlandesa. Es aquí donde se encuentra el misterioso retrato realista de una joven, de identidad aún desconocida, cuya mirada irreverente observa intensamente al espectador.
Las Meninas, Diego Velázquez
Madrid, España
En este óleo, ubicado en el Museo del Prado, Velázquez trató de contrastar, con una compleja composición, una escena cotidiana en la vida de la aristocracia española. La obra está llena de detalles geniales, tales como el espejo en el que se ven los reyes, los cuadros de Rubens en los muros, el hombre misterioso en la parte posterior y, por supuesto, el autorretrato del autor viendo con mirada irreverente a los espectadores.
En la cama: el beso, Toulouse-Lautrec
París, Francia
No hay una mejor forma de conocer el bajo mundo del París del siglo XIX que a través de las creaciones de Tolouse-Lautrec. Esta obra en particular pertenece a una serie de cuatro pinturas y 16 retratos del burdel 6 Rue des Moulins, cuyas obras fueron creadas bajo encargo del dueño del prostíbulo de la Rue d’Ambroise en 1892.
El nacimiento de Venus, Sandro Botticcelli
Firenze, Italia
Se trata de una de las obras cumbre de Sandro Botticcelli, una obra revolucionaria por mostrar, entonces, un desnudo “no justificado”. En él vemos a Venus, la diosa del amor y el erotismo, quien cubre parcialmente su cuerpo con sus largos cabellos. La pieza se encuentra en la Galeria degli Uffizi, famosa por conservar una de las colecciones artísticas más antiguas del mundo.
El retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, Jan van Eyck
Londres, Inglaterra
Una oportunidad que no se puede desaprovechar en la capital británica es visitar la Galería Nacional, casa de una de las grandes pinturas de la historia del arte. Se trata de la obra maestra del pintor flamenco Jan van Eyck; una pieza controvertida que se hizo famosa, entre otras cosas, por la atención al detalle que se aprecia en ella, su impecable técnica y su cargado simbolismo.
Un domingo por la tarde en la Isla de la Grande Jatte, Georges Pierre Seurat
Chicago, Estados Unidos
Chicago es una de esas ciudades en la que el arte está en todos lados y The Art Institude of Chicago es prueba de ello. Este recinto alberga obras de un valor incalculable, entre ellas un óleo sobre lienzo cuya técnica de puntillismo refleja el amplio conocimiento del color que Seurat tuvo durante su carrera. Esto se puede ver en el profundo verde del pasto, compuesto por diminutos puntos amarillos y azules.
El jardín de las delicias, El Bosco
Madrid, España
Esta pintura es la obra más emblemática del Bosco y la podemos encontrar en el Museo del Prado de Madrid. En realidad es un tríptico que, al cerrarlo, sus tapas muestran un dibujo en tonos grises acerca del tercer día de la creación; y al abrirse, resulta en una explosión de colores y de múltiples historias paralelas. El interior de la pieza nos narra, de izquierda a derecha, tres escenas que tienen como eje temático el pecado.
La ronda de noche, Rembrandt
Ámsterdam, Holanda
No se puede viajar a Holanda y no visitar el Rijksmuseum, un recinto lleno de tesoros cuya obra principal es La Ronda de noche. El cuadro ha sido aplaudido por la multiplicidad de personajes, cada uno inmortalizado en actividades variadas. Además, la pintura tiene detrás una historia de maltrato, pues durante la Segunda Guerra Mundial fue enrollada para ser transportada de forma segura. Además, dos actos vandálicos recientes se suman a sus cicatrices: uno con un cuchillo de mantequilla y otro con ácido.
Mujer con sombrilla, Claude Monet
París, Francia
Esta es una de las pinturas más famosas del impresionismo, una reputación que se ganó Monet gracias a la naturalidad del paisaje y al sutil efecto de las pinceladas que recrean el movimiento del viento tanto en el vestido como en las plantas. Este cuadro es, nada menos, que un retrato de su esposa Camille en Argenteuil. Para verla, tendremos que viajar hasta el Museo d’Orsay.
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